El Renacimiento y el Humanismo

Dio principio este periodo teniendo como punto central los valores humanos tales como arquitectura, escultura, literatura y pintura. Esto fue posible gracias al establecimiento de las primeras universidades europeas y la invención de la imprenta. Duró del siglo catorce al dieciséis.


El teocentrismo dandole la bienvenida al antropocentrismo con  sus modos de expresión de laicismo y Humanismo
También fue posible gracias a la apertura original  que se conoció como laicismo cultural. El teocentrismo tuvo la suficiente elasticidad  para dar la bienvenida al antropocentrismo. Varios papas fueron parte de este movimiento, pues de otra manera no estaría el cuadro de la Creación de Miguel Ángel en el Vaticano, para dar la bienvenida al antropocentrismo. Un laicismo de calidad que buscaba la cultura. Fue un Humanismo en el sentido más amplio.


De nada no sale nada ni nada regresa a la nada,dice el viejo axioma

Pero no fue, como suele creerse, un logro de la noche a la mañana ni mucho menos de generación espontánea. No fue, como diría  Hegel, ¡un pistoletazo salido de la nada! Como todos los fenómenos de la causalidad, fue el resultado de algo precedente. La invención del papel había tenido lugar siglos atrás. Recordar que el emperador romano Claudio escribía sus cosas sobre los etruscos en rollos. Pero fueron los molinos de agua que dieron un impulso tremendo a la fabricación del papel en 1285 o sea en plena Edad Media.

Algunos autores dicen que en realidad la Edad Media no existió,que sólo fue un segmento más de una línea sin fin. Así como el centro del universo está en todas partes. Por conveniencia de ordenar el trabajo de caracter histórico, por intereses de secta o por ignorancia, se sigue sosteniendo la idea de la Edad Media.

La imprenta de Gutenberg, que iba a poner  el libro al alcance de prácticamente todos, tuvo lugar su invento y construcción al filo de la Edad Media. Y el primer libro que salió de sus prensas, sabido es, fue la Biblia en 1455.  Para los que gustan hacer cortes tajantes de las fecha históricas la Edad Medias terminó para algunos al cerrar el siglo quince y, para otros, dados sus acontecimientos referenciales, en el primer tercio del dieciséis. En España en 1492 con la expulsión de los musulmanes. Inglaterra en 1485  en que llegó al poder la dinastía Tudor. Alemania en 1519 con Carlos V y su imperio “donde nunca  no se ocultaba el sol” con la unificación del Sacro Imperio Romano Germánico con el de España y las Indias.

La palabra “Renacimiento” habla de una recuperación cultural de la Antigüedad o de la época de los grandes imperios. Es, en cierta manera, una vigorización de lo que nunca se había ido. Platón en el terreno de las ideas y Aristóteles en el horizonte del pensamiento lógico. Para Whitehead "toda la filosofía  europea no es otra cosa  que una serie de notas  al pie de las páginas de Platón" ( La filosofía actual, de I. M. Bochensky,Fondo de Cultura Económica ,México,2002,Pág. 245)

Sólo que los  diez siglos precedentes estuvieron llenos de teología cristiana: “Además, en la música, lo mismo que en las demás artes, Italia fue la pionera  en el proceso de recuperación de la Antigüedad publicando las obras de san Isidro de Sevilla (1470) y los escritos sobre música de Platón y Aristóteles” (El Renacimiento, Paul Johnson Editorial Mondadori 2001).

En su formidable Introducción a la historia de la filosofía (UNAM,México, 2010),Ramón Xirau apunta:" El humanismo del siglo XII gira en torno a la escuela de Chartes...la intención más honda, y en ello se aproximan los humanistas del siglo XII a lo que habrán de intentar los grandes hombres del Renacimiento, es la de desenterrar el pasado grecorromano...El nuevo espiritu científico, latente ya en las filosofías de santo Tomás,de Grosseteste y Roger Bacon,alza vuelos definitivos...El nuevo espiritu cientifico,el que habrá de conducira la fisica matemática moderna, nace con el espíritu humanista del Renacimiento...Pero los nuevos humanistas saben también que la ciencia por sí sola carece de valor si no se añade a ella un conocimiento del alma humana, esta maravilla superior según Da Vinci,a todas las maravillas naturales. A la dignificación del espíritu  se dedican, por vías diversas los estudios de los académicos de Italia, los erasmistas, los reformadores, los utopistas, los metafisicos y los misioneros del Viejo y Nuevo Mundo."

De hecho la Edad Media cristiana europea incubó en su seno el advenimiento de la nueva época. Por ejemplo, la existencia de la facultad de Artes  de Oxford tuvo lugar en la llamada Alta Edad Media: “Esos recursos  serían los que sentaran las bases del verdadero Renacimiento más de doscientos años después”.

Xirau (op cit): "Durante el siglo XIII, las ciencias y las filosofías encuentran su verdadero hogar en las universidades...la mayoría de los filosofos del siglo XIII enseñaban en las universidades inclinandose a veces a la teología como en Paris o en Salamanca,a veces a la ciencia,como en Oxford."

En México se siguió un camino análogo al fundarse, después de la conquista española, primero los centros de estudio monásticos, le siguió la universidad Real y Pontificia y más adelante la Universidad Nacional o laica. Antes, en Europa, con la fundación de las universidades europeas, que llevaron acabo el rey y el papa (el presupuesto universitario era solventado por ambas instituciones) llegaron las bibliotecas “seglares” o de acceso para el pueblo ya no nada más para el claustro. “los nuevos eruditos  se congregaron en grupos de críticos para formar las que pasarían a llamarse universidades, una prolongación y amalgama de escuelas catedralicias y de centros monásticos de aprendizaje…La creación de las universidades trajo consigo el momento y el lugar oportunos para la recuperación de Aristóteles, el mayor filósofo enciclopédico y sistemático de la Antigüedad”.


Se considera que entre 1560 y 1580 había declinado ese periodo cultural llamado Renacimiento. Sin embargo, las formas de vida renacentistas no murieron: “En muchos sentidos, los ideales de aquellos tiempos formaron parte de nuestra herencia cultural permanente, al igual que las incomparables  obras de arte  y los monumentos imperecederos  fruto de aquella  época  tan rica y fecunda”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

Seguidores