Un caso acabado, de Graham Greenne

Abandonar todo, de pronto, en un mismo día, largarse lejos, y empezar de nuevo, de cero, y con otro nombre, es un recurso de que se vale la literatura, en especial la occidental. Así hace Querry, el personaje de Greenne en su novela de Un caso acabado.


Algunos novelistas, como Paul Auster,en La noche del Oráculo, realizan este acto de "una nueva vida" en sus personajes, después, pero inmediatamente,que ha sucedido algún percance del que ha salido "milagrosamente" bien librado.Un edificio que se desploma y por unos metros no lo aplastó.Un rayo que desacrgó por ahí cerca sin consecuencias para él.El automóvil que estuvo  apunto de atropellarlo. En México se tiene una expresión muy a doc  para esta situación y es: "volví a nacer". Los pesonajes de estos novelistas lo agarran literalmente. En ese momento ya ni siquiera regresa a su casa, abandona la familia, trabajo, universidad, amigos, todo.

Editorial Sur, Buenos Aires, Argentina, 1961
 Querry es un arquitecto inglés al que le fastidia la fama profesional que ha alcanzado en Europa. Harto, esa es la palabra que utiliza, se larga a China. “Esas mismas personas que arruinaban mis iglesias eran las más entusiastas, después, para elogiar mis construcciones. Los libros que escribieron sobre mi obra, las piadosas motivaciones que me atribuyeron… Bastaron para hartarme del tablero de dibujo”. Por algún detalle de última hora en las salidas del aeropuerto no alcanza boleto. Bien, dice, que sea a cualquier otra parte. ¿África? ¡Está bien, a África!

De esa manera va a dar a cualquier lugar del continente negro. Sólo que ese “cualquier lugar” es un lazareto edificado y atendido por sacerdotes y monjas. Irónico porque él es ateo. No obstante, acaba por sentirse a gusto en aquel lugar de dolor, austero y apartado. Trata de ser útil y les diseña algunas construcciones que están por edificarse para los leprosos. Cerca hay una plantación de palmeras que atiende André Rycker y su esposa Marie, a los que visita en una ocasión.

Los padres del lazareto se dan cuenta que Querry anda huyendo de algo. ¿Tal vez de algún lío de mujeres? Casi hasta el final se darán cuenta que anda huyendo de la fama. Pero no es fácil que Querry logre tal propósito. Parkinson es un periodista que, como todos ellos, anda en busca de noticias. No tarda en descubrirlo y fabricarle una historia haciéndolo pasar como un hombre de ciencia que ha ido al lazareto para ayudar en esa misión inhumana a los sacerdotes. Lo pone casi como un santo. ¡Un ateo santo! Desde luego Querry se molesta por lo que dice de él y porque lo ha vuelto a hacer famoso, o porque lo ha sacado de su anonimato.

Graham Greenne
Entre tanto, Marie no soporta a su esposo Rycker e intenta una especie de huida de la plantación de palmeras. Aprovecha que Querry va al pueblo cercano al lazareto en su auto y le pide que la lleve hasta ese lugar. Esa tarde, y esa anoche intiman un poco, bajo los efectos del vino, sin llegar ni a menores ni a mayores.
Marie acaba de darse cuenta que está embarazada. Desde luego es de su marido Rycker pero miente y dice que es de Querry Usted sabe que no es verdad, le dice éste. Entonces ella le da una ingeniosa aunque sincera explicación. Sucedió la vez que usted nos visitó en la plantación de palmeras. Cuando estaba con mi marido pensé en usted. Lo hice con tal intensidad hasta lograr humedecer mi vagina: “Si no hubiera pensado todo el tiempo en usted, habría estado completamente seca, y en esos casos los niños no vienen tan fácilmente. En cierto modo, es hijo suyo”. Al final ella regresará a Inglaterra sola y con su embarazo.

Entre tanto Rycker cree que el niño es de Querry, como Marie le ha dicho, lo busca borracho y furioso. Lleva una pistola y cuando lo encuentra le da dos balazos. Querry muere. Los sacerdotes lo enterraron en el panteón de ellos, no obstante haber sido Querry un ateo llegaron a quererlo y lo respetaron hasta después de su muerte y deciden no poner cruz en su tumba.

En Un caso acabado, como en La montaña mágica de Thomas Mann, unos cuantos personajes dialogan en torno de los temas de la cultura occidental: teología, filosofía, arquitectura, el dolor humano… Alguien le dice al otro cuando opina que la religión es una mera superstición: “ qué importa? Si vivo por algo, es por la superstición. Hubo otra, totalmente faltante de pruebas, y Copérnico la sustentaba, según la cual la tierra giraba alrededor del sol. Sin esa superstición, ahora no podríamos disparar cohetes a la luna, tenemos que apostar por nuestras propias supersticiones. Como Pascal apostó por la suya”.

El que no respeta la memoria de Querry es Parkinson, el periodista. Contra todo deseo que Querry tenía de vivir olvidado por el mundo estando en el lazareto, él vuelve a escribir sobre la “Muerte de un científico santo”.

lugar donde yace Graham Greenne.Corseaux-sur-Vevey-Switzerland
A la postre, sin embargo, Querry logró lo que andaba buscando. Descansar en un lugar desconocido y lejano de Europa.



"Greene nació en Berkhamsted, Hertfordshire. En 1910 Charles Greene reemplazo a Dr Fry como Rector, y Graham asistió al colegio como un pupilo. Maltratado y profundamente infeliz en el internado, Greene realizó varios intentos de suicidio (algunos de ellos, según Greene, al jugar a la ruleta rusa), y en 1921 a la edad de 17 años se sometió por seis meses a psicoanálisis en Londres para lidiar con su estado melancólico. Greene, en una biografía de Joseph Pearce señala que fueron los mejores seis meses de su vida. Después de esto el regresó al colegio, sin internarse en él, viviendo con su familia. Fue al Colegio Balliol en Oxford, y su primer trabajo (un volumen de poesía) fue publicado en 1925, mientras él todavía era estudiante, pero no fue muy bien acogido por la crítica.
Luego de la graduación, Greene tomo una carrera en periodismo, primero en Nottingham, y luego como un subeditor en The Times. Estando en Nottingham comenzó una correspondencia con Vivien Dayrell-Browning, quien era una Católica Romana (por conversión) quien había escrito a Greene para corregirlo respecto a un punto de la doctrina Católica. Greene se convirtió a la fe católica en 1926, y la pareja contrajo matrimonio al año siguiente.
Greene publicó su primera novela en 1929, titulada The Man Within (Historia de una cobardía), y la acogida de ella logró que pudiera dejar su trabajo en The Times para así poder trabajar tiempo completo como un novelista. Sin embargo, los dos siguientes libros no tuvieron éxito (Greene luego los repudió), y su primer real éxito fue con Stamboul Train ("El tren de Estambul") en 1932 – como muchos de sus libros este fue adaptado para el cine (Orient Express, 1934).
Además de tener sus ingresos como novelista, Greene trabajaba como periodista freelance, incluyendo criticas de libros y cine en el The Spectator, y co-editando la revista Night and Day, Originalmente sus ficciones fueron divididas en dos géneros,: novelas de suspenso o misterio y suspenso, tales como Brighton, parque de atracciones, a la cual él mismo llamo como novelas de "entretenimiento", pero estas igualmente contenían tramas de corte filosófico, y las novelas literarias, como El poder y la gloria, sobre la cual se basaba su reputación.
Al continuar en su carrera, tanto Greene como sus lectores descubrieron que las novelas de "entretenimiento" tenían tanto nivel literario como sus novelas literarias, y las últimas obras de Greene, tales como El factor humano, Los comediantes, Nuestro hombre en La Habana y El americano impasible, combinaban estos tipos literarios más una notable comprensión interior de sus personajes.
Greene también escribió muchas novelas cortas y obras de teatro, las que también, en general, fueron bien recibidas, aunque siempre se consideró a sí mismo como un novelista.
En 1938, visitó México por pedido de sus editores, surgiendo de esta experiencia la crónica de viaje Caminos sin ley (1938), donde retrata un México convulsionado por los acontecimientos relativos a la explotación petrolera, con esto y otros acontecimientos revolucionarios empezó a gestarse en él los preparativos de su siguiente novela. Posteriormente viajó al estado de Tabasco, que en esa época estaba bajo el gobierno de Tomás Garrido Canabal, líder de tendencias socialistas. Llegó a frontera después de 41 horas de viaje desde el puerto de Veracruz, encontrándose con un estado pantanoso, húmedo y caluroso, donde las iglesias y los sacerdotes habían sido diezmados por el gobierno y la gente moría víctima del paludismo.
La larga y premiada carrera de Greene dio en sus seguidores la esperanza de que fuera galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, aunque al parecer fue seriamente considerado en 1974, Greene nunca recibió el premio. Su gran popularidad pudo haber jugado en su contra entre los catedráticos, así como los temas religiosos de sus novelas pudieron alienar a algunos jueces" Wikipedia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

Seguidores