PARA ENTENDER A COYOLXAUHQUI


 

Para entender a la Coyolxauhqui sólo se encuentra la clave del misterio conociendo a la diosa Chicomecoatl.


Chicomecoatl,

la diosa fundamental de la religión náhuatl.

Es la tierra y su boca abierta pide agua para dar
los frutos.

Museo Nacional de Antropología e Historia, ciudad de México
Foto de Omar Altamira Areyán 
Millones de mexicanos, en México y en el mundo, siguen adorando en este siglo veintiuno a Chicomecoatl.

 
Chicomecoatl= 7 serpiente (serpiente en singular, no plural)

Chicome/Coatl

Chicome= 7

Coatl= serpiente

 
Síntesis del mito:


Chicomecoatl con sus 7 cuentas
en la frente
La  religión náhuatl se sustenta en el número 7.De Chicomostoc (siete cuevas), salieron las tribus mexicanas para recorrer el mundo. En su primera etapa llegaron al Valle de México, siguieron al norte del continente, después se fueron para Estados Unidos y finalmente se desparramaron por el mundo.



Por lo general a Chicomecoatl se le representa con la boca abierta. A semejanza de la tierra seca que necesita el agua. En la practica del rito a esta diosa ello significaba la sangre de los prisioneros de guerra que decapitaban en su presencia.
 
Y volverán a Chicomostoc, dice la leyenda, pero ya como estrellas, bajo el nombre de centzonhuitznahua.

Siete son las estrellas, paraíso celeste de los mexicanos, agrupadas en algún lugar del cielo. El mito dice que son cuatrocientos centzonhuitznahua, pero eso sólo lo confrimaremos con un telescopio de alta resolución.  

 
Sólo que mientras dure su permanencia en este mundo necesitan alimentarse. Para que los valores vitales se manifiesten se necesita resolver las necesidades materiales.

 
De esto, precisamente, se va a encargar la diosa Chicomecoatl. Su cuerpo, que es la tierra, va a  generar la planta del maíz. El maíz va a estar simbolizado por la serpiente, Coatl.


Chicomecoatl y las 7 mazorcas
en el penacho.
La boca abierta
 
Del cuerpo informe, sin cabeza, de la Tierra, va a brotar la cabeza, la planta del maíz, en forma de serpiente. Y en  eso va a girar todo el mito.


 
En cualquier maceta que tenga usted en su casa, en el invernadero de la colonia donde vive o en la planta silvestre que crece en el camellón de su calle, en los lejanos  bosques montañosos o en el jardín de su colonia, ahí está dándose el mito de la diosa Chicomecoatl, en este momento, mañana y siempre, mientras haya tierra, agua  y sol que la caliente.

 
La escultura de la Coyolxauhqui se encontró, en febrero de 1978, en la base de la pirámide del Templo Mayor, y en la cumbre, de la misma pirámide, está el recinto de Huitzilopochtli, la mazorca del maíz. Coyolxauhqui, por debajo, es la tierra donde todo germina y Huitzilopochtli-Quetzalcóatl, arriba, el maíz que brota.



El glifo por excelencia de Chicomecoatl.
La serpiente rodeada por 7 cuentas.
Aun aquí se representa con la
boca abierta.
 
El doble símbolo es que en el nivel en el que se encontraba ( y se encuentra una réplica suya) ubicada la Coyolxauhqui, en el Templo Mayor, de México-Tenochtitlán,  están las dos cabezas de la serpiente.


 
Es un mito que se representa una y otra vez.

 

Es el olin, el movimiento espiritual. El ser mediante el hacer. Recuerdes que en la cultura occidental también se es mediante el hacer.

 
Al estilo del alpinismo donde la meta no es la cumbre sino que se es mediante el ejercicio de ascender hacia la cumbre. Y  cuando se alcanza la cumbre volver a intentar otra ascensión, para volver  ser. Cuando se deja de ir a la cumbre empieza el no –ser. Por eso algunos montañistas, aun ya ancianos, siguen intentando ir hacia la cumbre, para seguir siendo.

 
Cualquier tratamiento médico, preventivo o curativo, el médico recomienda: muévase, camine, haga ejercicio. No lo dice pero sabe que en el momento que el individuo deja de moverse, empieza a no-ser.

 
Este binomio tierra-maíz, que es la vida para los pueblos de Mesoamérica, va a ser interpretado en el siglo dieciséis, época en el que los dioses mexicanos se diabolizaron, como la cosa horrenda de una decapitación de la que salen chorros de sangre en forma de serpientes.

 
El criterio de los estudiosos  consiste en que la decapitación  es propio en los dioses mexicanos que tienen que ver con la generación del maíz y en general de las mieses. Tal es el caso de Coatlicue y de Coyolxauhqui. Ambas, madre e hija, sin cabeza, porque ambas representan la tierra generatriz. De ahí que la decapitación en los sacrificios de los prisioneros de guerra fuera cosa ritual, habitual.

 
En tiempos ya del cristianismo en México, en algunas regiones de tradiciones agrícolas, se repite este rito de la decapitación degollando un ave, y regando su sangre en la tierra, para esperar una buena cosecha. La sangre hace la tarea del líquido generatriz, el agua, Tláloc.

 Coyolxauhqui. Se ven las 7 cuentas en su cuello cercenado y se repite el 7 en la cinta entre la nariz y los ojos. En el extremo de los miembros cercenados, igualmente se repite el siete. Tiene la boca abierta. En el fondo, los   centzonhuitznahua, sus hermanos, brillan en el firmamento
 
La serpiente en la cosmovisión náhuatl es el nagual de Quetzalcóatl. Quetzalcóatl es el dios de la  religión náhuatl asociado con la sabiduría, la cultura y lo espiritual. Lo misma vale para el Altiplano Mexicano, para el sureste de México, para Mayapán y el centro de América.

El nagual en México, el avatar en la India, es una cosa o animal que representa el espíritu de un sujeto. Por ejemplo, la paloma en el Espíritu Santo del cristianismo. El perro de San Juan Bosco de los salesianos. El colibrí de Huitzilopochtli. El coyote, en Tezcatlipoca, etc.
 
Acercamiento para distinguir mejor las 7 cuentas de cuello cercenado de la Coatlicue
En el mito de la Coyolxauhqui, Quetzalcóatl-serpiente, tiene su avatar en el maíz, alimento por excelencia de los mexicanos.

 
Y la Coyolxauhqui, así como todas las diosas, sus equivalencias mitológicas, con la tierra: Coatlicue, Chantico, Mictlancihuatl, Xilonen… Tierra Madre Nutricia de animales y humanos.
Coatlicue

Síntesis de la filosofía-religión náhuatl.

Las personas dan idea de las proporciones
de la escultura de la diosa.

Museo Nacional de Antropología e Historia, ciudad de México..
Foto de Omar Altamira Areyán

Originalmente la escultura estaba colocada en la
 esquina S-W del coatepantli de
México -Tenochtitlán.
(Hay una placa de latón
en el piso de asfalto indicando el sitio
exacto).

Derribada en el siglo dieciséis, por
españoles y tlaxcaltecas, en ese sitio permaneció
enterrada entre el escombro por varios siglos.

"Cuidemos a la Madre Tierra de todos", dijo el Papa Francisco, el mes de julio del 2015, en el Encuentro con las Comunidades Populares, en Bolivia.

 
A semejanza de las vírgenes en el cristianismo que, llámense como se llamen, y sin importar el pueblo o continente en el que se manifiesten, son una sola: la Virgen María, madre de Jesús.

 De la misma manera, como veremos, Coatlicue es madre de Dios, es decir, de Huitzilopochtli y señora de todo el entramado mítico de los tezcatlipocas.

 
Así es con las diferentes diosas náhuatl del proceso generatriz. Todas son Chicomecoatl (Coatlicue-Coyohauqui-Tonantzin-Guadalupe).

 
El mito es, como queda asentado, que en la  tierra (Coyolxauhqui) brota el maíz (la serpiente).Pero para que eso tenga lugar se necesita el calor, el fuego. Por eso en este mito interviene la Xiucihuatl, mujer de Xiuhtecuhtli, dios del fuego y, más exactamente, la Xiuahcoatl, serpiente de fuego, cuya impresionante escultura se encuentra en el Museo Nacional de Antropología, de la Ciudad de México.

 
En el mito de la Coyolxauhqui poco  se menciona a Tláloc, dios del agua. La explicación es que Tláloc es el dios omnipresente en todas las civilizaciones de la cultura mesoamericana. Siempre, en lo alto de la pirámide, se encontraba el recinto del dios tutelar de esa etnia y, junto, en el mismo nivel, el recinto de Tláloc.


En la boda azteca se encendía un gran fuego en la casa de la novia. El ritual era que la esposa, al llegar a la fiesta,  diera 7 vueltas a la hoguera...La mujer es la tierra de la que brotarán los nuevos frutos de la humanidad.
 
Todas estas equivalencias mitológicas, de la generación de la tierra, incluida la Xiuahcoatl, que es del fuego, llevan el número 7 y por lo general lo llevan en el cuello. Un cuello decapitado del que brota la planta del maíz.

 
  El mito empieza con una mujer llamada Coatlicue, que será la madre de Huitzilopochtli, el dios tutelar de los aztecas. Coatlicue se encuentra un día barriendo el adoratorio de la divinidad en lo alto del cerro Coatepetl (cerro de la serpiente).

Coatlicue. En el cuello decapitado tiene
 7 cuentas, la cabeza de serpiente(el maíz),
la falda de serpientes(mazorcas)
y los pies de águila, el fuego
solar.


El más grande tratado filosófico de
los mexicas (nahuas), que
usted pueda investigar, está
contenido en esta escultura: el  Ser, la nada,
la muerte, la vida, lo fenoménico,
 la dialéctica,
el movimiento(olín), la espiritualidad...
 
Una borla, una pelusa, cae dentro de su  pecho y queda embarazada. Coatlicue tenía muchos hijos, conocidos como los centzonhuitznahua, entre ellos una hija llamada Coyolxauhqui. Se sienten humillados por el embarazo de su madre, que creen de relaciones ilícitas,  y traman su muerte.


 Sólo que el niño que Coatlicue trae en su vientre es el dios Huitzilopochtli. Se da cuenta de lo que traman sus hermanos contra su madre y al nacer, ya armado con escudo y flechas,  da muerte a todos los  centzonhuitznahua.

 
Esto tan extraño, en el mismo  mito, algunos estudiosos del tema lo explican como el Sol (Huitzilopochtli) que a la hora del alba, hace palidecer, hasta propiamente “desaparecer“, a las estrellas, a los centzonhuitznahua.

La Xiucoatl. Con sus 7 esferas en la parte
superior.La perspectiva permite ver
sólo cuatro.
 
Coyolxauhqui tiene otro destino. Huitzilopochtli ordena a un guerrero, llamado Tochancalqui, que la decapite.


La deidad de la decapitación va a contener varios elementos. Un listón blanco, distintivo de los que iban a ser sacrificados, el número 7, generalmente en derredor del cuello, las manos en actitud propiciatoria para las buenas cosechas y la presencia del fuego, para calentar la tierra y broten sus frutos.

 
 Mito de la fundación de la ciudad de los aztecas. Estas borlas, caídas en el pecho de Coatlicue, son tan fundamentales que dieron lugar al nacimiento de Huitzilopochtli, y  van a aparecer en otro nacimiento: se ven en el escudo de la fundación de México-Tenochtitlán.

 
De ahí que, llevados de manera consciente, en tiempos precristianos, y ahora de manera que sólo está en el inconsciente, los mexicanos seguimos viendo los símbolos de la diosa Chicomecoatl, en la iconografía de  la Virgen de Guadalupe.

"México no se entiende sin la Virgen de Guadalupe". Palabras del Papa Francisco, en Ciudad Juárez, el 17 de febrero del 2016.

 
Las estrellas del manto azul de la Virgen de Guadalupe, de México,  son los centzonhuitznahua, el oro del fondo de toda la figura, es propio de los círculos de oro de la Coyolxauhqui que, como se dijo, simbolizan el amarillo de las mazorcas del maíz, de igual manera su broche dorado con una cruz, también muy propio de la Coyolxauhqui. En el cuello la Virgen de Guadalupe tiene un listón y  7 cuentas apenas distinguibles. Y sobre la falda blanca las borlas algodonosas simbolizadas por las flores. Las manos en actitud propiciatoria. El águila solar, sobre la que está parada, es la que calienta a la tierra y hace germinar la planta del maíz.

 
El desconocimiento de las iconografías sagradas ha sostenido la creencia que la Virgen de Guadalupe de España (izquierda) patrona de Extremadura, venerada por la Iglesia católica, y cuya festividad es el 8 de septiembre, es la misma que la Virgen de Guadalupe de México. Esta imagen sagrada de los españoles, como se ve, carece de la simbología de la Diosa Chicomecoatl.

 
Lo que queda dicho es la interpretación agrícola, como la veían los pueblos campesinos de Mesoamérica. Pero, a semejanza (de manera paralela y autónoma) de la filosofía occidental, aquí las cosas también tenían su doble intención, lo empírico y los vital, lo material y lo espiritual. Lo que acaba  en ese día o en ese siglo, y lo que permanece más allá de lo atómico.

La Virgen de Guadalupe de México.

Glifo de Chicomecoatl
 7 cabezas de serpiente ( mazorcas de maíz) que brotan de la Tierra
En este sentido debe verse la aparente incongruencia de Huitzilopochtli, dios de la guerra, que ve por la vida de sus hijos. Y su madre Chicomecoatl o Coatlicue o Coyolxauhqui o Tonantzin. Siguen siendo la triada (tierra, fuego y maíz)  que junto con el agua, van permitiendo que se cumpla el ciclo morir (la calavera que Chicomecoatl, Coyolxauhqui y Coatlicue llevan en la espalda) para volver a nacer, no reencarnar, sino seguir viviendo, como Sócrates lo creía, pero ahora ya en la Ptia donde ya no hay tiempo ni espacio, que en México no se llama Ptia sino Chicomostoc (7 cuevas) de donde una vez salieron las tribus mexicanas.
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Ceremonia de agradecimiento a la tierra, en el pueblo del Xate, municipio de Atotonilco el Grande, del Estado de Hidalgo, México, el 26 de febrero de 2017. Las fotos son de Omar Altamira Areyán.

El terreno dio buena cosecha este año. En el inicio de la ceremonia el hombre de la casa dirigirá palabras de agradecimiento a la tierra.

La tierra, en el pensamiento náhuatl, como el éter, en las creencias originales de los griegos, dice W. K. C. Guthrie, "vive y siente y, en realidad, es divino." Los filosofos griegos.

En la academia, Chicomecoatl está en los estantes de las bibliotecas de Antropología.

En esta gente del campo Chicomecoatl es un binomio tan material como metafísico. Le hablan a la tierra como nosotros nos dirigimos a otra persona presente.

La noche anterior hicieron un hoyo en la tierra, la calentaron, introdujeron carne de borrego. Este día sacaron la barbacoa.

Las pencas de maguey, parte del cocimiento, prefigura el Sol.

 
 

 La mujer(madre) prepara la ofrenda y dispone los elementos(para la madre tierra).  Las cuatro penquitas de maguey forman los cuatro rumbos cardinales míticos de la religión náhuatl. El centro, (vasija con la barbacoa) es el Quinto Sol. La sombra de ella dice que el Sol de la mañana está en el oriente y durante el día hará el recorrido hacia el  mítico poniente. Las penquitas, de la izquierda, están situadas en el norte y las otras en el sur. 

Dentro del hueco de las penquitas de maguey, que brotan de la tierra como el coatl -mazorca, están encendidas las velas que hablan de la presencia de Xiutecutli, dios del fuego, el que calienta la tierra que, junto con Tláloc, dios de la lluvia, propicia el nacimiento del maíz.



Los siete vasos son el distintivo de  decapitación de Chicomecoatl. El hombre regará el pulque(bebida embriagante sagrada en  tiempos precristianos) para alimentar a la tierra. En la antigüedad mexicana era la sangre del prisionero de guerra decapitado. El garrafón que contiene el pulque, prefigura el prisionero del que se sacaba la sangre que humedecerá la boca (la tierra) de la sedienta Chicomecoatl.
No hay la memoria del nombre de la diosa Chicomecoatl, ni evocación de la religión náhuatl,pero todo se lleva puntualmente, como era en la época precristiana.

 

 

 

 

 

LA IDEA OPERANTE EN SANTO TOMÁS DE AQUINO


 

El pensamiento de Santo Tomás

Por F. C. Coplestón

Fondo de Cultura Económica, México-Buenos  Aires,

1960

 

 Dar limosna es un acto bueno, pero si se hace por vanagloria propia, es un acto perverso. Por eso se dice que el “fin” de un acto debe coincidir tanto en la intención como materialmente.

 

Santo Tomás empieza al revés, en la tarea de conocer a los otros y conocernos a nosotros. Se guía por los hechos consumados. No por los declarados.

 

Cuando estos hechos son auténticos, ejecutados con libertad, no obligados de alguna manera desde el exterior.

 

En términos realistas el mercado de trabajo me marca la pauta y no siempre coincide con mi parecer, o modo de ser. Ahí otros son los que están decidiendo, no yo.

 

También puede ser que yo sea un malandrín y piense robarme un reloj pero, si no se me presenta la oportunidad, nunca me robaré ese reloj. Pero eso no quita que mi naturaleza sea la un malandrín.

 

“…bien puede haber un acto interior sin lo que ordinariamente se reconocería como el acto exterior correspondiente. Por ejemplo, un hombre puede decidirse a robar un reloj, sin hacerlo nunca realmente, quizá porque no se le presente una buena oportunidad.”

 

Por eso  hay el siguiente dicho, dirigido a Dios: “no te pido que me des, sólo que me pongas  donde haya”.

 

Los políticos en campaña electoral, y los romeos  en el terreno del  amor, dicen,  con vehemencia, cien promesas que  no se cumplen.

 

 De ahí el dicho que la naturaleza es como es cuando actúa en libertad. Y se le conoce por sus actos, no por sus palabras.

 

Coplestón pone un ejemplo de actitud para ilustrar el pensamiento de Santo Tomás:

 

 “Si yo veo que un niño cae a un río y empieza a ahogarse, y soy la única persona que puede salvarlo, el alejarme y dejar morir al niño porque me sería molesto mojarme las ropas, sería una acción moralmente mala. Tengo la obligación moral de llevar a cabo la acción que, así lo suponemos, es la única que puede salvar al niño.”

 

En el planeta hay 500 millones de madres solteras.500 millones de padres no quisieron mojarse las ropas.

 

El humano se mueve continuamente, todos los días, entre la teología y la filosofía. El anhelo vital y la razón práctica. Pero es su naturaleza la que decide:

 

“La gracia perfecciona  la naturaleza, pero no la anula; la revelación arroja una nueva luz sobre las verdades que pueden obtenerse por medio de la reflexión puramente filosófica, pero no las cancela.”

 

 

Vemos que  en el mundo hay mucha facilidad de palabra, tanta que es una verdadera industria, un oficio, eso de hablar. Por eso Santo Tomás de Aquino cree que:

 

“Muchas veces sólo podemos decir lo que esta idea es, observando las acciones de un hombre, y viendo cómo organiza su vida conocemos el propósito que lo guía o sea su idea operante.”

 
COPLESTON


“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907, Taunton, Somerset, Inglaterra3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”

 

 

 

 

 

CON THOREAU SUBIENDO A UN ÁRBOL RESINOSO


Cuando los niños perdieron el gusto de subirse a los árboles, las cárceles quedaron  en sobrecupo, los psiquiátricos se saturaron y los cerrajeros fueron llamados para poner tres y hasta cuatro cerraduras en las puertas de las casas, los comercios pusieron cortinas de acero a sus negocios y la gente procuró organizarse y poner en sus casa lo que se conoce como “alarma vecinal”.

Esta semana un muchacho, de apenas veinte años de edad, asaltó al propietario de una tienda, en la calle donde vivo. Le puso una navaja en el estómago al tiempo que le decía: “Te pico si no me das el dinero que tienes en la caja”.

El asaltante vivía en la misma calle de la tienda. Se fue cargado con su pequeño botín en tanto que el propietario llamaba a la policía. En menos de dos horas el asaltante iba en una patrulla camino del reclusorio, del que había salido apenas tres semanas antes. Era un rufián reincidente.

La mamá y la abuelita del asaltante fueron a rogarle al propietario, con sendas y desgarradoras lagrimas en los ojos, que retirara los cargos contra el hijo-nieto: “Compréndame, se lo vengo a pedir como madre”. Y la más vieja: “Yo se lo suplico como abuela”.

La respuesta del propietario fue tajante: “No voy a retirar nada. Ahora están presentes suplicando pero cuando el muchacho estaba a punto de asesinarme no estaban aquí para defenderme. Si retiro los cargos ese muchacho va a salir y asaltar o matar a alguien. Es su modo de vivir y ya no hace caso ni a la madre ni a la abuela. Sus lágrimas de madre no me conmueven. No supo ser madre, en realidad, no se preocupó de llevar a la escuela a ese muchacho cuando era niño ni enseñarle a convivir con la gente. Y usted, abuelita, no le enseño a su hija, aquí presente, a prepararse a ser responsable para cuando tuviera hijos. Ustedes, no yo, enviaron a ese muchacho a la cárcel. Siento decírselo señora, pero todo empieza con las abuelitas.”

Esto sucedió así. Tal cual. Por alguna causa que desconozco, los hombres (padre, abuelos, tíos) no estuvieron presentes y por eso no aparecen en el relato.

Por la mañana, de ese día,antes de abandonar la cama, acababa de darle una repasada a Pasear, de Henry David Thoreau y recordé uno de sus párrafos. Aquel que dice:

“Nos pegamos a la tierra, ¡qué pocas veces ascendemos! Pienso que sería factible elevarnos un poco más. Podríamos trepara un árbol por lo menos. Una vez, hallé mi propia estimación subiéndome a uno. Era un alto pino blanco, en la cima de un cerro; aunque me llené de resina, mereció la pena, porque descubrí en el horizonte nuevas montañas que nunca había visto, mucha más tierra y mucho más cielo.”

THOREAU

Henry David Thoreau (Concord, Massachusetts, 12 de julio de 1817 - 6 de mayo de 1862) fue un escritor, poeta y filósofo estadounidense, de tendencia trascendentalista y origen puritano, autor de Walden y La desobediencia civil. Thoreau fue agrimensor, naturalista, conferenciante y fabricante de lápices. Uno de los padres fundadores de la literatura estadounidense.


SPINOZA: 5 FLASHAZOS


Solo los hombres libres son muy agradecidos los unos respecto de los otros

En tanto estén los hombres dominados  por afecciones que son pasiones, pueden ser contrarios los unos a los otros

Obrar absolutamente por virtud  no es otra cosa  que obrar por las leyes de la propia naturaleza.

Llamo  servidumbre  a la impotencia del hombre para gobernar y reducir sus afecciones; en efecto, el hombre, sometido a las afecciones, no depende de sí mismo, sino de la fortuna, cuyo poder sobre él es tan grande que le obliga a menudo a que, viendo lo mejor, haga lo peor.

Dios no tiene izquierda ni diestra.

B. Spinoza, de su obra: Ética,  terminada de componer, en su versión definitiva, en el año de 1675



PLATÓN CONTRA LAS RELACIONES CAÓTICAS




Relaciones reguladas, no caóticas.

Como el niño que nace en un vuelo aéreo, así   somos en la cultura occidental. Nace en el cielo, entre las nubes, en el avión y ahora llega a la tierra.

El niño es llevado al templo, lo bautizan y de ese modo empieza a vivir en la teología. Por el ritual se va percatando que la vida se extiende más allá del tiempo y del espacio. Una institución respetable, la Iglesia, lo asegura. A la vez debe de aprender a caminar en la Tierra, en la que está eventualmente, mientras llega el tiempo de volver al cielo.

El niño que nació en la Tierra, en cambio, debe aprender en la laicidad, en la filosofía, en el empirismo. Otra institución respetable, la Universidad, le enseña este modo de vivir.

Ahora debe investigar cosas de la vida del cielo. Los mejores espíritus laicos así han hecho. Sienten que no pueden negar lo que  desconocen.

Una frase de Hegel se les atraviesa en el camino y dice que “Nada existe en aislamiento. Todo está relacionado”. Vivir nada más entre las nubes es una abstracción. Pero  vivir nada más en la Tierra es de igual manera otra abstracción.

 Al menos mil pensadores, de primera línea, en el campo de la filosofía, han escrito interesantes teorías mecanicistas de la vida. Tal es el caso de Locke, Hume y, antes, entre los antiguos, Epicuro, Demócrito, Lucrecio…Y, otros mil pensadores, de cosas de lo mediato, de la trascendencia.

Así es como tenemos  el mundo de las ideas dividido en dos. Situación envidiable porque disentir es la condición, casi la exigencia, perfecta para el ejercicio de la libertad de pensamiento. Mejor dicho, la libertad de expresión. Donde no hay libertad sólo se piensa, no se dice.

Sólo que defendiendo cada uno su trinchera perdió de vista la síntesis, que es la totalidad. Y la totalidad, que es la vida, se quedó en la abstracción.

De alguna manera se tiene intuición en las relaciones reguladas, en la  totalidad, pero es mi interés, según cree Fichte, el que me hace inclinarme a un lado o al otro y es cuando se da la abstracción.

O soy del bando de los idealistas o me decido por el bando de los dogmáticos. Este filósofo nos describe todo el alboroto que se hace cuando uno y otro pierden de vista la totalidad “El dogmático se excita, revuelve  y perseguirá, si tiene poder para ello. El idealista es frío y está en peligro de hacer mofa del dogmático.”( J.G.Fichte, El destino del hombre)
EL EJERCICIO INTELECTUAL DE LAS ABSTRACCIONES
SUELE ACABAR ASÍ.

Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria,
de Fritz Redlich, 1968

La totalidad, la integridad o, como ahora se  dice, la solidaridad, es el reto a vencer de la intuición, de la inteligencia, sobre la naturaleza. Porque el que yo me decida por un bando o por el otro, es eso, pura naturaleza. Puro interés de mi naturaleza.

 Según Spinoza, mi interés está en la esencia de mi naturaleza: “El deseo de la naturaleza misma o la esencia de cada uno difiere del deseo del otro, tanto como la naturaleza o esencia del uno difiere de la esencia del otro.” (B. Spinoza, Ética)

Apertrechados en nuestras respectivas trincheras, los hombres, pues, defendemos nuestros legítimos intereses y otros los absurdos solipsismos. Perdiendo de vista las relaciones reguladas y nos vamos por las relaciones caóticas.

 Fue cuando aparecieron otros pensadores tendiendo puentes entre las ya, al parecer, irreconciliables abstracciones. Platón, y en tiempos modernos, Bergson. Lo que ahora conocemos como ecumenismo en religiones, desde  la antigüedad se le llamaba relaciones, en filosofía.

 Jean Wahl, pensador marsellés del siglo veinte, no  anda con rodeos y dice que uno de los peores momentos que ha tenido el mundo de las letras son las etiquetas de idealismo, materialismo, racionalismo, empirismo o de otras mil maneras como se les llame para justificar mi interés y aumentar la distancia.

Y pasa a reconocer la labor de Bergson: “Pocos filósofos han tenido como Bergson la audacia de trazar el desarrollo de la vida en su integridad; al menos, pocos filósofos han intentado hacerlo dentro del periodo contemporáneo.”

Empero, al parecer los intereses legítimos, los egoísmos y los solipsismos, viene desde muy lejos. Wahl mismo se refiere a Platón:

 “La totalidad de la filosofía de Platón puede considerarse como un gran intento de justificar y explicar el que el espíritu humano ponga relaciones…La teoría de las relaciones  de Platón debe considerarse, pues, como una teoría de relaciones reguladas, opuestas no menos a las relaciones caóticas.”Introducción a la filosofía, Cap. XIII)

 
PLATÓN

 “Platón[n. 1] (en griego antiguo: Πλάτων) (Atenas o Egina,[1] ca. 427-347 a. C.)[2] fue un filósofo griego seguidor de Sócrates[n. 2] y maestro de Aristóteles.[3] En 387 fundó la Academia,[4] institución que continuaría su marcha a lo largo de más de novecientos años[n. 3] y a la que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367, compartiendo, de este modo, unos veinte años de amistad y trabajo con su maestro.[n. 4] Platón participó activamente en la enseñanza de la Academia y escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica, cosmogonía, cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación; intentó también plasmar en un Estado real su original teoría política,”



LAS MÁSCARAS DE LA REPRESENTACIÓN SÍMBÓLICA DE LOS INDIOS NORTEAMERICANOS

Instrumento de un chamán, tallado en hueso

Para el universo mágico, principalmente, la humanidad ha usado las máscaras desde tiempos prehistóricos.

Las máscaras en la civilización teotihuacana, en el centro del Valle de México, varios cientos de años antes de la era cristiana, alcanzaron un alto grado de belleza. Entre los aztecas los más elevados grados militares tenían distintivos con máscaras de “caballeros” ocelot, águila, los sacerdotes del dios Tlaloc, etc.

Pero también para otras actividades culturales se han usado las máscaras. El teatro, desde la antigüedad  griega hasta nuestros días. Los de la lucha libre, El Santo, Bluedemond, el cine con Batman, los cómicos mexicanos con El Chapulín Colorado, Scaramouche del cine francés.

En el  continente indoamericano, tanto el precristiano, como el posterior al siglo dieciséis, el uso de las máscaras ha conocido una gran producción.

En la actualidad muchos pueblos de México celebran fiestas tradicionales, provistos sus actores con máscaras, algunas de ellas de un raro sincretismo de la cultura mesoamericana con personajes de la cultura occidental como diablos, la muerte, brujas...

La editorial Fondo de Cultura Económica, México, publicó en 1967 una obra (de lujo en sentido editorial) titulada El arte de los indios norteamericanos, cuyos autores son Erna Siebert y Werner Forman.
Máscara de chamán

Comprende máscaras, amuletos, maderas talladas  e industria ceremonial de la Costa Noroeste. Se distingue en sus piezas un profundo simbolismo. El material usado es la madera y  predomina la expresión geométrica.

Su arte  representativo lo han llamado “de ojos” por la abundancia de este elemento anatómico de sus piezas que pintaban o esculpían.
Rostro de persona,máscara de madera

“El efecto-indican los autores-, el amor de estos indígenas por la decoración constituye quizá un caso único en el mundo entero. Y es que no sólo sus casas (con los postes totémicos) y sus canoas, sino la indumentaria total-incluidas las célebres mantas “chilkat, las máscaras (mitológicas y realistas),los tocados, los delantales y las guarda piernas-los objetos  de culto y chamanismo, las armas y hasta los artículos de uso casero(platos, tazones, cajas, bolsas, arcones y cucharas), revelan un eterno afán de esculpirlo todo, de pintarlo todo y de hacer que cada cosa sea grata a la contemplación estética.”
Máscara de chamán














Ofrecemos solamente algunas de las representaciones de la obra mencionada.





 
Tocado ceremonial
Máscara de mujer  con boca interpuesta

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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