COPLESTON, FILOSOFÍA PARA NIÑOS


 

Es sencillo para los niños entrar en el mundo de la filosofía. Tan fácil como que los niños pasan horas en los videojuegos. Que sean estos, o aquella, va a depender de los adultos.

En la filosofía todo se limita a cuatro o cinco cosas: hay Ser o no lo hay. Y si lo hay ¿está en movimiento o permanece estático? ¿Hasta dónde puede acercarse la filosofía a lo inmaterial espiritual? ¿Y eso en qué beneficia al pueblo?

Por otra parte, pasar tres o cinco horas, en los videojuegos, al día, tratando que un muñequito de plástico mate al otro muñequito de plástico ¿despierta o no el instinto asesino en los niños?

Es matar por matar y falta la filosofía, casi mística, en la  que se fundamentan las artes marciales.

Al ver a nuestra sociedad actual parece que las generaciones anteriores se la pasaron en los videojuegos, sin mística…

Aquí nos apresuramos a recordar las palabras del padre de  Nick Carraway, el vecino de Gatsby: “Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas…”

Por lo demás, es siempre una injusticia generalizar. Porque si este mundo sigue funcionando se debe a gente emprendedora y positiva.

Lo que intenta decir esta nota es que al mes el niño gasta más en videojuegos que si comprara las obras completas de algún filósofo, para niños. Ese filósofo remitiría otro y el otro al otro…

La filosofía es otro tipo de ring, de boxeo, en el que abundan las aporías, las tesis y contra tesis, y los contrincantes  también se dan hasta con la cubeta. Materialistas, idealistas, estoicos, escépticos, anarquistas, cínicos (filosóficamente hablando)…
 

Esto y más han escrito sólo los estoicos.
 
Pero ahí la meta, la pugna, es por   la superación del pueblo, no su destrucción a través de lo vacuo.

Pensar que, a semejanza del hombre sería una (inmensurable ) simplificación para poder asomarnos al estático, como decía Protágoras, o al movimiento, dice Platón, que se le atribuye al Ser, empezando por la Creación.

 Para algunos pensadores de aquel  tiempo el Ser estaba sin moverse, porque al moverse incurriría en el tiempo y en el espacio, de los fenomenólogos.

Desde niños oímos que el humano es semejante a Dios pero así nos encontramos con la pregunta ¿cómo es Dios? Y hay tantas ideas de cómo es Dios que acabamos como empezamos o hasta con un escepticismo rayando en la incredulidad de su existencia, de aquí al laicismo y éste como trampolín al ateísmo.

¡Revuelven las cosas, dice Cicerón, a propósito o se revuelven por lo complejo del asunto!

La simplificación mencionada pasa a la pregunta ¿es el ser humano uno en tanto duerme y otro cuando despierta?  Es el mismo y a esta idea  de integración llega Platón:

“Platón, tras estas observaciones tecnológicas-dice Wahl-, señalemos que en el Sofista habla del Ser como un todo. Sin embargo ya no considera este todo a la manera de Parménides, como algo inmóvil, sino más bien como comprendiendo en si a la vez el reposo y el movimiento.”

Jean Wahl, Introducción a la filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1988.

El conflicto es la vida del espíritu, dice Wahl, en el sentido que comprende una antinomia, esencialmente dialéctica:

Jasper, a su vez, no niega la trascendencia, como Protágoras y como Nietzsche. Lo que dice es que de lo material del fenómeno no se puede sustraer lo inmaterial:

“Todos los objetos se limitan a ser fenómenos, que ningún ser  conocido es el ser en sí y en conjunto.”

Karl Jasper, La filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1996.

Hay limitaciones. Cicerón gusta decir, en Los oficios, que de un hombre se puede hacer un eunuco pero de un eunuco no se puede hacer un hombre.

Coplestón es de la misma disposición de Jasper al decir que “La filosofía, al igual que la ciencia, se ocupa sólo de fenómenos…no puede  ir más allá del cambio de los fenómenos o de lo empíricamente verificable, salvo que desee entrar en una esfera en la que no se puede conseguir conocimiento seguro.” Frederick Copleston, Historia de la filosofía, Vol.4.

Platón es el que se atreve a dejar la playa y caminar por el terreno de la inseguridad. Al fin y al cabo es lo mismo que hace la ciencia con la hipótesis, antes de llegar a la tesis y a la síntesis.

Platón no se quedó donde los materialistas y mecanicistas dogmáticos.

Wahl: “La tarea que se propuso Platón fue, por otra parte, la de admitir que los secuaces de Heráclito habían visto un aspecto de lo real, pero, por otra parte, la de mostrar que sólo habían visto un aspecto y que hay dos clases de seres, los sensibles y lo inteligibles.”

“secuaces”, seguidores, palabra muy usada en filosofía, es una fea palabra en México, pues da la impresión de una pandilla de malvados.

Como sea, que el Ser exista o no, esté en  movimiento o en reposo, es un ejercicio dialectico que anima a los filósofos a elevar  la calidad de vida de los pueblos.

Que las amas de casa pasen cinco horas viendo tragicomedias en la pantalla chica y los niños cinco horas en los videojuegos, parece que no es lo más terapéutico.

A eso parece referirse Coplestón cuando anota:

“La tarea del filósofo moral consiste en poner en claro al hombre su lugar en la sociedad y su deber en utilizar su capacidad al servicio del bien y la felicidad comunes.”

 
Copleston


“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907, Taunton, Somerset, Inglaterra – 3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

G.SIQUEIROS, LA CONSTRUCCIÓN (DESTRUCCIÓN) DE UN ALBERGUE ALPINO


 

En México los refugios alpinos de alta montaña se construyen con muchos esfuerzos para conseguir  financiamiento, material, transporte y edificación. Al año siguiente, de su inauguración, es probable que de ese refugio no quede ni rastro.

Se pensaba que lo mismos alpinistas daban mal  uso al refugio,  los fuertes vientos, nevadas, etc.

Pero es el caso que en el derredor del refugio no hay restos de material esparcidos. Sube gente en animales, caballos o mulas, los destruyen y se llevan el material. El refugio El 12, en los 4,500 metros de altitud, en la ladera noreste la Iztaccihuatl, el Iglú en los 5,000  de las Rodillas de la misma montaña, el Iglú, en lo 4,500 de las Rodillas, los refugios de la ladera norte del Popocatépetl, etc. El refugio Raúl Revilla en los 2,800 de altitud en el lado oeste de la base de los Frailes de Actopan, estado de Hidalgo (un precioso refugio de madera con literas para10 escaladores). Está documentado en el libro Alpinismo Mexicano de Armando Altamira, Gallardo, Editorial ECLALSA, México, 1972. De todo eso no queda ni siquiera un clavo o ladrillo.

 El gobierno federal, en algunos casos, proporciona el presupuesto necesario, para su edificación, alguna organización particular como El Grupo de los Cien o, a título personal, alguien emprende la ingente tarea de juntar los fondos requeridos.

 Lo anterior es el caso del relato que nos ocupa.  Graciela Siqueiros, una muchacha de unos veinte años de edad, se dio a la tarea de construir un refugio en el paraje conocido como Laminas, 4,080 metro de altitud, en el lado noroeste de la Cabeza de la montaña Iztaccihuatl, México.

Se muestra la ubicación clave del refugio Láminas
para dirigirse hacia el refugio Teyotl (2), lado  norte
de la Cabeza o bien para el refugio de Chalchoapan,
(oeste del Pecho)
La roca señalada con el número 1 se conoce como
Yautepemes. 
Eso fue en los años cincuenta del siglo pasado. Subía, a pie, como todo alpinista, y descendía al valle dirigiendo la construcción, llevando madera y demás material. Al final tanto esfuerzo (ella consigna que no era gente de montaña) se lesionó del corazón.

 La población de San Rafael, que es el sitio de donde se inicia la ascensión, está ubicado en los 2,550 metros de altitud. Cada vez tenía que subir diez kilómetros con un desnivel de kilometro y medio.

Sistemas de cañadas del lado oeste de la Iztaccihuatl.
La letra O señala el sitio del refugio Láminas.
En las proximidades de la cañada
Hueyatlaco es por donde se sube para Láminas, a partir de San Rafael. 
Ese refugio corrió la misma suerte de los refugios mencionados más arriba: desapareció. Lo reconstruyó Graciela y lo volvieron a  desaparecer. Con el tiempo otras gentes lo reconstruyeron varias veces y otra vez desaparecía.

La Cabeza de la Iztaccihuatl desde el
noroeste. Vista desde el refugio de Láminas
El relato  que sigue es la primera parte de historia que salió publicada en la revista Alpinismo, editada por entonces en la ciudad de México. No poseemos la segunda parte pero lo que tenemos nos da idea del ambiente alpino de esa época.

Entre otras cosas que los alpinistas iban y venían, a través de sus montañas, sin más riesgo que el que presenta el mismo ejercicio de escalar montañas.

A diferencia de la actualidad que esas mismas montañas están infestadas de asaltantes y asesinos de alpinistas, lo cual también está documentado en los medios.

Portada de la revista Alpinismo donde aparece el trabajo referido
 

 










Algunas notas que se refieren a la inseguridad para los alpinistas

TLALMANALCO, Méx., marzo 5 de 2012 (EL UNIVERSAL).- La zona boscosa de San Rafael, en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, es muy peligrosa para montañistas que visitan el lugar ya que operan bandas de delincuentes que fuertemente armados los asaltan y violan a las mujeres, advirtieron los propios excursionistas.

 Según las propias autoridades municipales, se presentan hasta ocho atracos al mes en contra de deportistas extremos que acuden a este lugar, sobre todo los fines de semana, porque no hay vigilancia de ninguna de las corporaciones municipales, estatales y federales, ni de los ejidatarios que controlan el parque.

 Juan Carlos Durán Gutiérrez, director de Protección Civil de Tlalmanalco, reconoció que cada fin de semana se registra un robo en diferentes parajes del ejido, pero hay ocasiones que son hasta dos, principalmente en “Las Trancas”, el más alejado de la caseta de vigilancia del área que administran ejidatarios que cobran una cuota a los visitantes.

 El domingo 26 de febrero, 60 personas que acampaban y comían en el paraje “Nexcoalanco”, fueron asaltadas por 25 hombres armados y encapuchados que golpearon y causaron heridas a más de 20, incluyendo a un niño de ocho años y abusaron de tres mujeres.

 Los ladrones, vestidos con ropa camufleada, cubiertos de la cara con pasamontañas, salieron de entre los matorrales armados con rifles, escopetas, pistolas y machetes para rodear primero a un grupo de aproximadamente 40 personas que acampaban y comían.

 Luego sometieron a otras más que venían bajando, amarrándolas a todas, hasta sumar más de 60, incluyendo niños y mujeres.

 Los encapuchados hicieron disparos al aire y a casi todos los hombres les pegaron con machetes y pistolas, causándoles lesiones a por lo menos a 20 en cara, cuerpo y cabeza, entre ellos Fernando, de ocho años, a quien le pegaron en la espalda.

 A Alejandro, de 27 años, le fracturaron la nariz con la cacha y a Salvador lo hirieron de una pierna con una pistola de diábolos.

 Un perro bóxer que acompañaba a campistas de Cuautitlán fue baleado en el cuello con una escopeta.

“Entregamos celulares, carteras, dinero, relojes, cámaras, equipo de montaña y luego nos quitaron los zapatos que aventaron a una camioneta Chevrolet para luego amarrarnos de pies y manos con las agujetas”, recordaron.

 La misma suerte corrió un profesor y 11 alumnos de la primaria Juan Jacobo Rousseau, del Distrito Federal, que acampaban en la zona.

 El jueves pasado, el ayuntamiento clausuró el parque ecoturismo “Dos Aguas” por carecer de licencia de funcionamiento y por falta de medidas de seguridad para protección de los paseantes.

 El lugar se mantendrá cerrado, hasta que la empresa no regularice su situación administrativa ante el gobierno local y tome medidas internas para garantizar la seguridad de quienes semanalmente visitan el sitio.

 

 

 Otros asaltos en el SW de la Iztccihuatl.

 

  Nota publicada en el diario  Excelsior

23/07/2015 13:03 Dalila Ramírez/Corresponsal       

 Nueve montañistas fueron amagados las faldas del volcán Iztaccíhuatl el pasado 4 de julio                           

 ESTADO DE MÉXICO, 23 de julio.- La Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) anunció la captura de nueve sujetos, entre ellos dos mujeres, en el municipio de Tlalmanalco, quienes presuntamente conforman una banda delincuencial relacionada con al menos dos asaltos con violencia a montañistas.

El aseguramiento se realizó tras una denuncia mediante la cual las víctimas señalaron que cuando se encontraban en un paraje de ese  municipio en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, fueron amagados por varios sujetos, quienes los despojaron de sus pertenencias.

 Derivado de ello, se hizo un operativo encubierto en el lugar “Piedra Lisa”, donde fueron detenidos los probables responsables al momento en que presuntamente cometían un robo en contra de tres montañistas.

 Los detenidos tienen entre los 20 y 40 años y al indagar se pudo determinar que estos sujetos se relacionan con el robo del pasado 4 de julio en el paraje “El Refugio de los Cien”, en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, lugar en donde al parecer amagaron a nueve montañistas, a quienes presuntamente les hurtaron diversos objetos y dinero en efectivo.

 Los nueve detenidos fueron ingresados al Centro Preventivo y de Readaptación Social de Chalco.

WAHL, EL MUNDO INTELECTUAL JUEGA GOTCHA


 

Estar en el mundo es convivir, desde mi yo, con las situaciones y la cosas que hay  dondequiera.

Pero convivir demasiado con ese mundo es olvidarse de sí mismo. Se va diluyendo la personalidad propia hasta llegar a ser como nadie en particular. 

La persona que se pasa la vida señalando a los otros ha dejado de ser ella para fundirse en la maraña patológica.

Los otros, los poetas, filósofos y novelistas, se afanan por subir el mundo a su nivel, sin que esto tenga alguna relación con castas sociales, status, creencias de exclusividad religiosas o políticas.

En otras palabras, el cizañoso hizo todo lo posible para bajar el mundo a su nivel.

Las noticias fatales que vemos, y leemos, en los medios, no son nefastas por sí, en relación de su efecto con la población, son parte de la vida, es el reporte de algo que sucedió con independencia de  esos medios que dan la noticia. Llevar la nota a la redacción es su chamba.

Lo reprobable de los noticieros es que no hay balance en la información. El negocio privilegia lo patológico. O cinco notas “blancas” por noventa y cinco “rojas”. En esas proporciones no se puede hablar de información dialéctica.

Es difícil imaginar “la cabeza” de la primera plana, de los diarios, con la  consideración del psiquiatra  que habla de la ansiedad. O de la nutrióloga explicando el plato inteligente. O el médico que alerta contra el abuso en la ingesta del azúcar y de la sal. ¿A quién le importa eso?

La editorial, o el canal televisivo, cerrarían al día siguiente de no vender malas noticias. Los comentaristas y críticos profesionales quedarían pronto sin chamba.

Eso, que es vital para la población, no vende. No vende porque estamos condicionados para comprar malas noticias.

Todo ese ruido (en cuanto que no hay balance que pueda llamarse dialéctico)no contribuye  a que seamos mejores como personas.

Pero lo mismo sucede (que no seamos mejores como personas) si sólo vivimos en un mundo de riquezas artísticas o intelectuales.

O religiosas. No se trata de sólo rezar y rezar todo el día y todos los días, y  leer la Biblia, obsesivamente, escuchamos decir al sacerdote católico. Más bien se trata de darle contenido al rezo.

Y Wahl anota para lo laico: “si se toma por meta el integrarse en las obras de otros, en la contemplación de obras de arte, puede la excesiva riqueza, adquirida por semejantes medios, tener por consecuencia el nulificar en ciertos sentido la personalidad.”

Jean Wahl, Introducción a la filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1988.

“En cierto sentido”, dice Wahl, porque es consciente que cada quien es como es y más bien escoge (en cuanto tiene la libertad de hacerlo) la actividad que corresponde a su personalidad.

Lo que no quita que el cizañoso se pierda, por decisión propia,  en el mar de la cizaña.

Ascender de lo sensible a lo inteligible o, en otra palabras, encontrar la manera de poder explicar lo inmaterial espiritual desde lo material. Es el afán filosófico desde los Presocráticos hasta nuestros días.

Para Wahl eso ya tuvo lugar con el cristianismo, pero a la inversa. Antes que el humano encontrara la manera de abrir la puerta de lo inefable, el cielo vino a la tierra:

“En el cristianismo se concibió al hombre por primera vez como una unión de lo finito y lo infinito puesto que el Hijo del Hombre, esto es, un hombre, es una encarnación de lo infinito en lo finito.”

No obstante, muchos seguimos buscando, desde el filosófico laico, cómo trascender lo material.

Vinimos con la experiencia desde el pasado y esperamos la vida del futuro. Pero aquel ya se fue y este quién sabe si llegue a darse. Este día, con sus altas y sus bajas, es por lo que podemos afirmar la existencia:

“La existencia,…Existe más bien en los actos con que el ser existente se destruye y se construye a sí mismo. La existencia es  siempre su propia destrucción y su propia construcción.”

Es un ciclo alterno en lo laico, a semejanza del sacramento de la reconciliación en la Iglesia católica. La caída del pecado y la restauración de la gracia por medio del perdón.

Pero no es apertura del cristianismo, ya desde Plotino se encuentra esta idea de la caída y  la reconstrucción. Plotino, pagano, vivió ya en los tiempos del cristianismo, pero toda la dinámica del Olimpo respalda a Plotino.

Los dioses de la Hélade aporreaban al humano y otros dioses lo levantaban.

Con esa dinámica presente de la Helade, Virgilio escribió que la cizañosa Juno golpeaba duro a Eneas pero su madre Venus se apresuraba a socorrerlo.

El caso es que, tanto en lo religioso como en el terreno del laicismo, ya no es sólo existencia sino que ahora la existencia tenga esencia.

Algún día  alguien  escribirá por qué, teniendo tanta semejanza el pensamiento laico con el religioso ( de hecho son los mismos temas y se buscan las misma metas y lo que difiere es el lenguaje o modo de decir las cosas o los temas), dentro de la cultura occidental, se levantan tantas irreconciliables barricadas uno frente al otro. Es como un juego de niños grandes que juegan al gotcha.

Llevan 25 siglos gotcheando

Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich, 1968
 Si cada tercer día la población mundial se duplica, es un desperdicio de recursos de todo género estar gotcheandose entre sí y no trabajar todos por civilizar al neandertal.

¡Que la existencia tenga esencia! Y mucho de esto le corresponde al filósofo.

El medico dentista cura al margen que el enfermo profese algún credo religioso o político.

Así dice Wahl que tendría que ser el filósofo. Para ello no debe apartarse mucho del ruido de la calle. O acabará hablando y escribiendo sólo para el auditorio lleno de filósofos.

Apartado de la plaza popular que es la que necesita su apoyo ¡y con urgencia cada tercer día más y más!:

Wahl: “La tarea del filósofo es más bien permanecer tan cerca como sea posible de la existencia, independientemente de consideraciones religiosas y no religiosas.”

Insiste:

“Sólo hay existencia si hay contenido de la existencia.”

Wahl
“Jean Wahl nació en Marsella, en  1888. Falleció en París en 1974. Filósofo francés. Tras ejercer como profesor en EE UU, regresó a Francia (1945) para enseñar en la Sorbona y fundó el Colegio Filosófico de París. Es recordado, sobre todo, por su estudio sobre La desdicha de la conciencia en la filosofía de Hegel (1929). Otras obras a destacar son, entre otros títulos, Filosofías   pluralistas de Inglaterra y América (1920), Hacia lo concreto (1932) e Introducción a la filosofía (1948).”WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

WAHL, LA CULTURA DE LA CUAL FORMO PARTE


 

“El espíritu, y mis particulares sentimientos, están en relación con la cultura de la cual formo parte, con los libros que he leído…” J.W.

Ser o no ser, dice el Hamlet de Shakespeare.

Es un bello pensamiento que nos ha cautivado por generaciones.

Pero es inconsistente. Es sólo  la mitad de la dicotomía, por decirlo así. Se es con relación a no ser. O no ser con relación a ser.

La filosofía busca  la unidad de la dicotomía a través  de intercalar el fonema consonante  y, una conjunción copulativa: ser y no ser.

Pero sobre todo prefiere la fórmula No, No-Ser y No-Ser.

¿El ser existe, y no existe?, es el tema que ha ocupado la mente de los filósofos.

Cada pensador en lo particular tiene su modo de ver el asunto. Pero, además, dice Wahl, el propio Ser hace lo suyo para que no se le encuentre tan fácilmente. Hace como que aparece y como que se vela, es  decir, se esconde.

Una de las  explicaciones teológicas es que si conociéramos, directamente, fenomenológicamente,  a Dios, quedaríamos convertidos en unos robots, sin voluntad, por lo inefable de su amor. De ahí que tengamos el gran recurso del escepticismo.

Antes de declararse cristiano  San Agustín se preguntó durante veinte  años: ¿será y no será?

Es una manera de decir porque el cristianismo enseña también que aun en el cielo hay libertad de decisión, por eso hay ángeles y demonios.

Jesús lo dice de una forma un tanto velada: “El que me conoce, conoce a mi padre”

La filosofía, en cambio, lo  explica como dice Wahl: “La vida del espíritu consiste en poner el Ser, luego en destruirlo, luego en reconstruirlo. Ponemos un absoluto, luego lo volvemos relativo, luego negamos su relatividad…El Ser no es nunca por completo trasparente para el conocimiento, en cierto sentido resiste al conocimiento”

Jean Wahl, Introducción a la filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1988, cap. III.

Hay una idea, entre tantas, de “descubrir” la presencia del Ser, se dice, y es por la resistencia que encontramos en él.

Una analogía es no creer en la gravedad atmosférica. A simple vista no se ve por ningún lado, pero, ningún escalador, al menos, se atrevería  a negarla.

Wahl: “El Ser se manifiesta por la resistencia que nos opone. Esto es verdad incluso en el reino de lo intelectual, donde algo que es, es algo que no puedo hacer lo que quiero, algo que no puedo cambiar a mi arbitrio.” Como decían los viejos filosofos, es en sí.

Otro forcejeo de los filósofos es meter al Ser dentro del tiempo y del espacio o, bien, dejarlo fuera del tiempo. Es el conocido asunto dialéctico de fenomenólogos y realistas.

Bergson funde las dos teorías y concibe el Ser como perpetuo cambio, que él llama duración.

Olín teotihuacano
Lo anterior está relacionado con la representación. ¿Cómo representar algo que está fuera del tiempo? Los teotihuacanos lo lograron acotándolo. Un espacio vacío delimitado, que en náhuatl se llama olin = movimiento.


¿Cómo hacer ante algo (y a la vez nada) que se hace presente y se niega? No queda más que seguir leyendo e investigando. Quizá eso tenga un valor inapreciable. En alpinismo no importa tanto la cumbre sino el esfuerzo que se hace para llegar a ella.

John Steinbeck soñaba encontrara escobas en el cielo para pasar el tiempo limpiando las telarañas. Si ya había hecho lo necesario, para llegar al cielo, todo lo demás estaría por sí. En sí y por sí, diría Kant.

Leer, informarse y vivirla. ¿De qué serviría recitar de memoria la Biblia sino se practica su mensaje? 

Es lo mismo para otras áreas del vivir humano. Ejemplo: para mejor entender la convivencia entre lo humano y lo digital de nuestro siglo veintiuno, y no caer en el abuso de aplicaciones  y redes sociales, los académicos universitarios recomiendan leer e informarse.

 (Academia, Gaceta UNAM,1 de agosto de 2016).

Wahl expresa en un solo párrafo toda la complejidad para entender o concebir el Ser y tales son las etapas de aceptación, trasformación y hasta negación.

Todo se representa, sino con ideograma con gramática. No representar el Ser, o como expresa la filosofía, No-Ser, es acercarse demasiado a lo vacuo:

“Debemos tomar en cuenta a aquellos que han negado el Ser, sea en el sentido de Protágoras y Nietzsche, reemplazando el Ser por el universal Devenir o, en el sentido de la República de Platón, y de la teología negativa, sustituyendo el Ser con algo inefable, que tiene tal plenitud de Ser, que no puede expresarse y se acerca al No-Ser.”

WAHL
“Jean Wahl nació en Marsella, en  1888. Falleció en París en 1974. Filósofo francés. Tras ejercer como profesor en EE UU, regresó a Francia (1945) para enseñar en la Sorbona y fundó el Colegio Filosófico de París. Es recordado, sobre todo, por su estudio sobre La desdicha de la conciencia en la filosofía de Hegel (1929). Otras obras a destacar son, entre otros títulos, Filosofías   pluralistas de Inglaterra y América (1920), Hacia lo concreto (1932) e Introducción a la filosofía (1948).”WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

WAHL, TESTIGO DE EROSIÓN


 

Lo permanente y el cambio componen la dicotomía que Wahl estudia con el nombre de sustancia:

El Peñón Martínez, a los 6 mil metros de altitud, en la ladera oeste del Aconcagua, Argentina, cordillera central de los Andes, es un testigo que  en su derredor todo cambia, se erosiona.

Desarrollar (en libertad y salud corporal) , nuestra potencialidad existencial durante el día y el balance al atardecer nos dirá que así somos. Es decir, si la jornada tuvo calidad, sustancia, o sólo nos levantamos para dejar pasar el tiempo.

“El pensamiento del Ser es lo mismo que el Ser” decía Parménides.

En Walden Thoreau trina contra la religión del progreso (puramente materialista) que mejora nuestras casas pero no mejora, con programas de la enseñanza pública de calidad, a quienes las habitan.

 “Cuando pensamos en la sustancia, tenemos la idea de algo permanente por debajo del cambio, de una unidad por detrás de la multiplicidad.”

El problema de la sustancia lo vamos a considerar desde la realidad de nuestro subjetivismo.

Es el caso de la montaña vista por un alpinista, que será accesible, difícil o imposible de subir, según el individuo la vea, lo que no vale como criterio universal  para los otros. 

Wahl: “Para un físico no se presenta la cuestión de la sustancia en la misma forma  que para quien se queda en el plano del sentido común, o para quien retorne  a una manera  de ver más concreta  que la del sentido común.”

Definir la sustancia es más accesible si recurrimos a los que niegan la existencia de la sustancia como algo infinito y para ellos, en cambio, todo  es finito.

Bajado el asunto a nuestra vida diaria sería una comida que no tiene sustancia, que carece de la  calidad alimenticia que nos sugiere el “plato inteligente”: balance en verduras, frutas, carbohidratos, poca carne.

Sin hacer caso compro para el desayuno una “guajolota” (comida popular en la Ciudad de México)  que consiste en un tamal dentro de un pan blanco (hecho con harina huera) y un vaso de atole: ¡carbohidratos + carbohidratos+ carbohidratos!

Otra dicotomía sería una charla banal, un programa de entretenimiento, igualmente huero,  que son tan comunes en los canales televisivos, en contraste con el desarrollo de algún tema  formal, para decirlo de alguna manera, en uno de esos mismos canales televisivos.

Los filósofos lo refieren, para afirmar la sustancia o para negarla, como infinito y finito. Lo que permanece y lo circunstancial.

No es un juego ocioso de intelectuales mercenarios  este asunto de la o las sustancias.

La sociedad tiene, o debería tener, su gran interés en este asunto de la sustancia. Un individuo que no ha puesto en claro su identidad poco responsable es ante el grupo.

Wahl: “La sociedad nos quiere conscientes de nuestra identidad, de suerte que podamos ser conscientes de nuestra responsabilidad.”

De donde se pasa a considerar que lo atómico, lo material, está siempre en el cambio, como dice Demócrito. Lo permanente radica en lo inmaterial, como las Ideas de Platón, en lo espiritual que sería la monada, Dios, de Plotino.

Como se dice que un predicado es inherente a un sujeto, tendríamos como sustancias la belleza, la bondad, el amor… Para Sócrates los predicados son el Sujeto.

Es una larga y complicada historia esto de la sustancia finita y la sustancia infinita. La materialidad y la espiritualidad.

Unos aceptan dialécticamente ambas sustancias,  lo que sería de naturaleza universal, o al menos democrática. En cambio otros sólo se quedan con la finita, tal es el caso de Nietzsche, de Schopenhauer...

Un ejemplo de la diversidad de pareceres lo ofrece  Wahl:

“Nietzsche y los pragmatistas y los positivistas lógicos niegan la idea de sustancia…Fichte, Schelling y Hegel reinstalaron la idea de sustancia. Hegel hizo de la sustancia el sujeto y trató de unificar la manera de ver de Fichte y de Schelling. Y cuando Kant pasa a la razón práctica restaura las tesis clásicas de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma.”
Dibujo tomado de El País
17 de junio de 2017

Como una (deseable) contradicción, es decir, como una rica posición dialéctica, parece que vivimos todos los días en la dicotomía de las cosas finitas, lo práctico, lo material, y también con pensamientos en lo permanente que puede oscilar en cuestiones filosóficas o espirituales.

Coincide con lo que San Agustín decía, y lo decía como parte de su biografía, que nadie, en sus cabales, es espiritual de tiempo completo y nadie es siempre de pensamiento laico.

Como sea, el mundo lo vemos desde nuestro particular modo de ser. “Nos proyectamos a nosotros mismos en las cosas” De ahí que unos digan: “En esta vida sólo estamos de paso” y el Otro: “Aquí se acaba todo.”

Que cada quien compre el boleto que más le guste

Este oscilar constante de la razón hacia lo subjetivo, dentro de un mismo individuo y dentro del mismo día, al que se refiere San Agustín, Wahl lo dice:

“Hay un movimiento dialectico del espíritu, un constante pasar de las propiedades  a la sustancia y de la sustancia a las propiedades que une y separa  la una y a las otras sin cesar.”

Whal
 “Jean Wahl nació en Marsella, en  1888. Falleció en París en 1974. Filósofo francés. Tras ejercer como profesor en EE UU, regresó a Francia (1945) para enseñar en la Sorbona y fundó el Colegio Filosófico de París. Es recordado, sobre todo, por su estudio sobre La desdicha de la conciencia en la filosofía de Hegel (1929). Otras obras a destacar son, entre otros títulos, Filosofías   pluralistas de Inglaterra y América (1920), Hacia lo concreto (1932) e Introducción a la filosofía (1948).”WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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