F.COPLESTON, ATORADOS

Avanza el cerebro muy veloz pero el corazón casi se ha detenido.

Viajar en tren de la ciudad de México a Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua (2 mil kilómetros), y recorrer montado, en burro, la misma distancia...

Es la idea de Tom Wolfe cuando considera el, casi increíble, desarrollo de la tecnología con relación al humanismo.

Vamos más allá de la luna pero, en cambio, todavía estamos atorados con lo que Jesús dijo.

Sacerdotes, poetas  y filósofos se empeñan en ontologizarnos, pero…

“Ontología significa el estudio del ser.  La ontología es una parte o rama de la filosofía que estudia la naturaleza del ser, la existencia y la realidad, tratando de determinar las categorías fundamentales y las relaciones del "ser en cuanto ser". Los filósofos de la Grecia Antigua, Platón y Aristóteles estudiaron este concepto que muchas veces se confunde con la metafísica. “WIKIPEDIA

En las ciencias dos más dos son cuatro, pero al humanismo no se puede imponer ese imperativo.

Unos sueñan con la uniformidad impuesta por el Estado, estilo La república de Platón (y caricaturizada por Aristófanes).

Otros, ante este panorama, de  imperativos, agarran la primera diligencia que pasa por la mañana y se marchan en busca de los valles altos donde circulan vientos mejores de libertad. Al menos que haya  democracia.

 La democracia, por medio de la mayoría de los legisladores, trátese de partidos o de sindicatos, también es una maquinita de dictar imperativos, pero hasta hoy es el menor de los males que hemos encontrado.

Copleston se refiere a esta dicotomía en la manera de ver la vida:

“Sabido es que algunos escritores han visto en el desarrollo de la sociedad moderna un proceso de nivelación que tiende a producir  una uniforme mediocridad dañosa para la personalidad individual, mientras que otros  han encontrado la identificación, según ellos la interpretan, del individuo con su función social.”

Frederick Copleston, Historia de la filosofía, 2011, Vol.4, tomo IX, tercera parte.

El punto es que la tecnología le está ganando la carrera a cuantas teorías de uniformidad, o de singularidad, se les haya ocurrido a los intelectuales.

(Con más exactitud no la tecnología, sino lo que algunos señalan como la segunda intención. La primera es cómo algo sale del laboratorio, la segunda el uso que se le dé a ese invento).

Para Tom Wolfe esa modernísima comunicación, no es tal comunicación-información sino una simple cháchara. Él la llama infoverborrea. Para los que creen que  los modernos medio de comunicación han contribuido a un mayor acercamiento de la  humanidad, dice:

“Lamento tener que dar una mala noticia a la tribu, a esta Digilandia mágica, pero la pura verdad es que la red, Internet, sólo cumple una función. Acelera la búsqueda y la difusión de la información, ahorrándonos algunas molestias como la de salir a revisar el buzón, trasladarnos para encontrar literatura pornográfica o marcar un número de teléfono para llamar al agente de bolsa o a un amigo con quien charlar de trivialidades. Esa es la única aplicación del Internet.”
Tom Wolfe, El nuevo periodismo.

Wolfe

“(Thomas Kennerly Wolfe; Richmond, Virginia, 1931) Escritor y periodista estadounidense. Fue el creador, junto con Rex Reed, Hunter S. Thompson y Jimmy Breslin, del llamado «nuevo periodismo», destinado, según él, a suplantar al moribundo género de la novela. Expuso tales ideas en su libro The New Journalism (1973), en el que afirmó que los periodistas pueden adoptar técnicas reservadas tradicionalmente a la ficción y originar así una nueva forma de narrativa.”WIKIPEDIA

El científico va a la comprobación del dato empírico, para tratar de establecer una verdad general, que haga obsoleto el modo anterior. Busca la uniformidad.

El poeta va a lo suyo. Busca la individualidad. Igual el filósofo.

Aun los filósofos del materialismo, en pos de la uniformidad, no se salen, entretanto, de la abstracción.

 Lo mismo el espíritu religioso. Religión que busca ser universal. Entretanto, es su religión. Es su abstracción.

Uno, el científico, “dispara”, literalmente, el cohete a Saturno, en tanto el otro, se queda viendo, sin ver, inmóvil, como Ernest Hemingway, a través de la ventana, buscando personajes para su novela. Está más allá del tiempo, de  los átomos y sus espacios.

Nada más por eso, por la imaginación, valió la pena haber nacido, pero.

Pero la generalidad son esas “comunidades periféricas de la economía y la cultura”.

(Expresión del Papa Francisco ante los líderes de la Unión Europea en marzo del 2017)

 Aquí es donde estamos atorados todavía,  en los días de Jesús, hablando ya desde entonces a esas mismas “comunidades periféricas de la economía y la cultura”. Ya vamos en Saturno pero seguimos atorados en el Sermón de la montaña.

La inseguridad social, en varios rublos, que prevalece en los países del planeta, no es como para echar las campanas al vuelo.

Seguimos atorados. Pero Copleston no quiere echarle leña a la hoguera, de ese  frente de batalla, artificialmente inventado, de ciencia vs arte:

“Pero aunque la ciencia  y la poesía (o el arte en general) manifiestan la actividad creadora de la mente, lo hace en diferentes direcciones. En el arte proyecta el hombre  sus sueños, los productos de su imaginación, sobre las cosas, mientras que en la ciencia moderna la mente trasciende  al sujeto y al objeto para ir a buscar relaciones matemáticamente formulables.”

Wolfe se refiere, de  manera más directa, a esa patológica  actitud que estorba alcanzar una mayor humanidad, tanto en economía, cultura y seguridad social:

“¿Me permiten conectarme con el pasado por un instante? Desde 1830, los habitantes del mundo occidental han estado oyendo que la tecnología reduce el tamaño del planeta, una teoría que da por sentado que no existe mayor bien que el encogimiento. Maravillada por la invención de la locomotora a vapor, en la década de 1830, la gente comenzó a decir que el tren reducía el mundo al aproximar poblaciones geográficamente distantes. Cuando se inventaron el teléfono, el cable transoceánico, la telegrafía, la radio, el automóvil, el avión, la televisión y el fax, la gente volvió a  maravillase y repitió esa palabras hasta la saciedad. Pero si estos inventos, sin duda notables, han mejorado la mente humana o disminuido el salvaje  afán de agruparse con seres de la propia raza para luchar contra otras bestias humanas, yo no me he enterado.”

Copleston
 
“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907, Taunton, Somerset, Inglaterra – 3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”WIKIPEDIA

 

EMERSON, SÍNTESIS FILOSÓFICA


 

Emerson sintetiza, en una sola página, toda la locura de siglos del pensamiento humano que llena bibliotecas: En el terreno de las ideas sólo hay dos grupos, los fenomenologistas y los trascendentalistas, dice:

“como pensadores los hombres se han dividido siempre en dos sectas: materialistas e idealistas.”

Edgar Lee Masters. Emerson. Discurso  leído en el Templo Masónico de Boston, en enero de 1842.

Cada una de estas corrientes de pensamiento ha producido mil argumentos en contra del otro parecer. A la vez que elaborado otros mil “matices” hacia el interior de su propia  corriente.

Casi nos acabamos los árboles del bosque    editando tantos libros.

De los materialistas:

“Se basan en la experiencia,.”

De los idealistas:

“Se basan en la conciencia.”

De los materialistas:

“Comienzan a pensar partiendo de los datos de los sentidos.”

De los idealistas:

“Perciben que los sentidos no son decisivos y dicen que los sentidos nos dan representaciones de las cosas pero que no nos dicen qué son las cosas en sí mismas.”

Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich,1968
De los materialistas:

“Insisten en los hechos, en su historia, en la fuerza de las circunstancias y en las necesidades animales del hombre.”

De los idealistas:

Insisten en el poder del Pensamiento y de la Voluntad, en la inspiración, en el milagro, en la cultura individual.”

Dice  algo más allá de lo que  Bergson asegura, cuando éste se refiere a la moral social, esa conducta general que nos obliga, literalmente, a ser como es la sociedad.

Emerson observa, en cambio, que, si hay dos posiciones, la materialista y la idealista, es prueba que la decisión individual va por delante.

En una sociedad de  no democracia, los que piensan diferente están en la cárcel y se obliga a los otros a fingir. Sabido que en estos no hay responsabilidad moral ya que para que esta responsabilidad moral tenga efecto se necesita la libertad.

En los lugares donde se puede hablar, escribir y publicar con libertad, ahí se manifiesta libremente en la sociedad lo que se conoce como el “yo íntimo”. Emerson lo dice de esta manera:

“Según como soy así me asociaré y así obraré.”

Ofrece dos ejemplos de la historia:

“La vida de Cesar retrata a Cesar. Jesús actuó como actuó porque pensaba así.”

Es encantador el pensar trascendentalistas pero, en el mundo de la carrera por el tener, no tanto por el ser y el saber, al final quedan pocos en el panorama de las ideas.

Una leyenda que le compusieron a Agustín es que cuando era monaguillo ( el que conoce la vida de este santo sabe que, en efecto, es puro lirismo) el sacerdote le dijo fuera a ver qué tan concurrido estaba el templo, día domingo, para empezar a celebrar la misa. Regresó y dijo que había muy pocas creyentes. El sacerdote se asomó y vio que el templo estaba a rebosar de gente. Lo reprendió y el monaguillo dijo “Usted me dijo creyentes, no asistentes”.

Semejante dice Emerson de los idealistas:

“Habla con un marinero de los azares de su profesión y les preguntará “¿Dónde están los viejos marineros? ¿No ves que todos son jóvenes? Y nosotros, en este  mar del pensamiento, humano, preguntamos del mismo modo:” ¿Dónde están los viejos idealistas? ¿Dónde están los que representaban para la última generación aquella esperanza extravagante?”

Sí, hay mucho escrito de esta dualidad de pensamiento, antigua como la humanidad. Pero no abundan los tratamientos dialécticos como el que Emerson nos ofrece.

“Me crees hijo de mi circunstancia-escribe Emerson poniéndose en lugar del materialista-.Yo hago mi circunstancia. Si mi pensamiento o mi motivo fuesen diferentes de lo que son, la diferencia transformaría mi condición y mi economía.”

Y, luego,  habla del otro:

“El idealista, al hablar de los acontecimientos, los ve como espíritus. No niega el hecho sensorio, de ninguna manera, pero no quiere ver únicamente ese hecho. No niega la presencia de esta mesa, o de esta silla, o de las paredes de esta habitación, pero mira estas cosas como el reveso del tapiz, como el otro lado, y cada una  de ellas es una secuela o terminación de un hecho espiritual que nos afecta muy cerca.”

“Ralph Waldo Emerson (1803 – 1882) fue un escritor, filósofo y poeta estadounidense. Líder del movimiento del trascendentalismo a principios del siglo XIX. Sus enseñanzas contribuyeron al desarrollo del movimiento del Nuevo Pensamiento, a mediados del siglo XIX. “Como conferenciante y orador, Emerson –apodado «el sabio de Concord»- comenzó siendo la voz líder de la cultura intelectual yanqui. Herman Melville, quien conoció a Emerson en 1849, pensó que tenía un “defecto en la región del corazón” y una “autoconciencia tan intelectualmente intensa que en un comienzo uno duda de llamarla por su nombre”, y más tarde admitiría que Emerson era “un gran hombre”. Theodore Parker, un ministro y trascendentalista, notó su habilidad para influenciar e inspirar a los demás: El trabajo de Emerson no solo influenció a sus contemporáneos como Whitman y Thoreau, sino que continuaría influenciando pensadores y escritores en los Estados Unidos y en todo el mundo hasta el momento. Nietzsche y William James reconocieron la influencia del «Sabio de Concord». También en Henri Bergson, cuyo élan vital es una transcripción literal de lo que él llamó “vital force”.WIKIPEDIA

 

J.WAHL, LO INMEDIATO


 

 


Hay inmediato porque hay mediato. Eso creemos.

Inmediato, lo instantáneo, mediato lo estable.

La síntesis, antes que parezca que el asunto se enreda, sería: lo inestable y lo estable. La concreción y lo concreto.

El punto en discusión es cuál fue primero, la concreción (las partes) o el todo.

Aunque no se crea, esto ha traído de cabeza a los filósofos desde los tiempos de Platón.

Vemos todo tan encantadoramente sencillo cuando consideramos lo inmediato y lo mediato. Lo primero y lo de después.  

Las voces comunes son cuando decimos “Hagamos esto inmediatamente” o bien “Esto lo dejaremos para después.” Ni idea tenemos que caminamos sobre terreno minado desde el punto de vista de los filósofos.

Dicho de otro modo, estamos en el terreno de  lo abstracto y lo concreto.

Para no perdernos, escuchemos a Wahl la definición de abstracto y concreto: “Abstraer  es sacar una parte de un todo; lo concreto es el conjunto de las propiedades pertenecientes al todo cuando todas las partes están unidas entre sí.”

Jean Wahl, Introducción a la filosofía, capítulo X, Fondo de Cultura Económica, México, 1988

Como en mucha cosas, Platón parece haber sido el primero que empezó a considerar lo inmediato. Lo inestable, lo cambiante.

 (No es lugar aquí para mencionar las influencias que tuvo Platón para desarrollar el tema)

Aunque de manera inexacta, a Platón se le suele considerar entre los “abstraccionistas” porque dijo que todo  cambia,   de manera tan incesante, que no hay modo de pensar en algo estable.

Hay juego libre para ambas hipótesis, mejor dicho sendas teorías.

Podemos imaginar que este planeta se formó a base de concrescencias. Meteoritos o algo así que se fueron impactando y fundiendo y haciendo un todo. Serían las abstracciones que hicieron un todo concreto. O, en contra tesis,  un todo concreto del cual fueron desprendiéndose las partes, las abstracciones.

“El término concreto no es del todo satisfactorio en este sentido, porque parece implicar una agrupación posterior de cosas primariamente separadas.”

También una serie de sectas religiosas que llegaron a conformar una religión amplia y fuerte o, bien, de una religión estable se fueron desprendiendo sectas, o sea abstracciones.

“Los verdaderos partidarios de lo concreto son precisamente aquellos  que dirían que lo concreto es anterior a todas separaciones o abstracciones practicadas en él.”

Una cita de Wahl nos da la idea de cómo ha cautivado la atención de los filósofos, unos por lo inmediato y otros por lo mediato, de todos los tiempos, esto que para nosotros, en la calle, nos parece tan simple y tan sin implicaciones que pudieran extenderse a otros campos como la física(átomos-moléculas), planeta-meteoritos, dictadura-anarquía, aristocracia-democracia, etc.

“Hay aquí un conflicto entre filósofos como Platón (según se le interpreta corrientemente), Descartes, Spinoza, Malebranche, los hegelianos, Hamelin y Bradley, por un lado, y Hobbes, Hume, Kierkegaard, y Bergson, por otro. En cuanto a Aristóteles y Leibniz, no pueden clasificarse en ninguno de los dos grupos que acabamos de hacer, aunque no son partidarios de lo concreto en el sentido de los empiristas o de los bergsonianos, tampoco son partidarios de las abstracciones concebidas por Platón, según se le entiende corrientemente, o por Spinoza.”
 
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich, 1968
 
Parece que al final nadie, de los racionalistas y empiristas, tendrán la última palabra:

“Uno de los rasgos de la filosofía del futuro será probablemente su insistencia en lo concreto, concebido como una totalidad en el sentido en el que  lo concibió Hegel, como una totalidad empírica. Tal  filosofía se opondrá, pues, tanto a los racionalistas cuanto a los empiristas: pues los últimos insisten más bien en lo particular y los primeros en lo universal.”

Al final el mismo Wahl parece decidirse, por la pluralidad, como se cree que lo hizo Platón, es decir, por el efecto “concrescencia” y no por lo singular que todo lo abarca:

“Concebimos un concreto dado en y por la experiencia, producto de su propia concrescencia y no del desarrollo de un Idea única  que impregna el todo.”

Wahl
 “Jean Wahl nació en Marsella, en  1888. Falleció en París en 1974. Filósofo francés. Tras ejercer como profesor en EE UU, regresó a Francia (1945) para enseñar en la Sorbona y fundó el Colegio Filosófico de París. Es recordado, sobre todo, por su estudio sobre La desdicha de la conciencia en la filosofía de Hegel (1929). Otras obras a destacar son, entre otros títulos, Filosofías   pluralistas de Inglaterra y América (1920), Hacia lo concreto (1932) e Introducción a la filosofía (1948).” WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

 

 

ARISTOFANES, LA PAZ


 

Apreciamos la paz cuando los sufrimientos de la guerra caen dentro de la misma generación. Después todo se va diluyendo hasta convertirse en relatos de viejos.

En el apresurado México, del siglo veintiuno, pocos quedan del tiempo de la revolución de 1910.Ya nadie quiere oír sus trillados relatos.

De cuando los bandos revolucionarios acababan con el ganado y los granos del campo. Los campesinos y los citadinos tuvieron que hervir cinturones y monturas de los caballos para comerlos a falta de carne.

El que podía hacerse de un kilo de masa procuraba hacer tortillas sin ruido para que los otros no se enteraran. Las familias escondían a sus hijas lo mejor que podían porque los revolucionarios se las llevaban o, enfrente de todos, las violaban multitudinariamente hasta que morían.

Una cubeta llena de monedas y billetes  apenas alcanzaba para comprar una pieza de pan. Cuando la ropa vieja era rescatada de la basura y volvía a ser de gran utilidad. Todo eso y más.

Y en las filas de la revolución, como dice Margarita Mitchell, en su novela Lo que el viento se llevó, había por todas partes hambre, rapiña, enfermedades venéreas, piojos y disentería.

Este es el panorama en el que Aristófanes escribe su obra para teatro La paz. El padre Ángel María Garibay K. (décima edición con traducción directa del griego y notas suyas para la librería Porrúa), dice que esta comedia fue estrenada en 421 a C.

 “Diez años llevaban de guerrear los de Atenas con los del Peloponeso. Los lacedemonios invadían a cada rato los terrenos y no dejaban  a los campesinos llenar siquiera la necesaria subsistencia para ellos y sus familias. Treguas había habido varias, pero casi todas fuera de tiempo y contrato.”

 Tal ambiente de muertes, miserias e inseguridad, fue lo que motivo a Aristófanes escribir con la intención de hacer conciencia, en los asistentes al teatro, el valor que tiene vivir en tiempos de paz.

Destaca algunas voces perturbadoras que viven en la perspectiva de la guerra ya por ideas, como los niños que aparecen en escena de la obra cantándole a la guerra. Nada saben ya de los vaivenes de la guerra y se sienten tentados a probar a su vez.

Otras voces son de los que fabrican los cascos y las lanzas. ¡No tienen mercado y ni pensar en malbaratarlas para darles otro uso!

 Trigeo, el personaje central de la obra, le dice a uno de los vendedores que  le compra los cascos, en precio casi regalado, pero solo para usarlas cuando la gente  va a descargar los intestinos (al revés del bacín que Don Quijote usa como casco de caballero).

 ¡Una ofensa! ¡Los cascos se fabrican  para las acciones heroicas, no para defecar en ellos!

El Leit motiv de la obra es la paz pero la trama va en pos del matrimonio de Trigeo con Opora, diosa ésta  de los frutos.

Aristófanes, sabe el que lo conoce, procura quitarle lo sombrío a las tragedias(como las de su contemporáneo Eurípides) hasta que logra convertirlas en comedias. Para tal cosa no se ahorra, por cierto, expresiones soeces. Es su estilo.

Entre otras cosas destaca que en la guerra hay de todo tipo de carencias materiales y conductas de porquería.

 En tanto que en la paz puede haber abundancia de manjares, sobre todo para la mujeres…

“Aristófanes (en griego Ἀριστοφάνης; Atenas, 444 a. C. - 385 a. C.) fue un famoso comediógrafo griego, principal exponente del  género cómico Vivió durante la Guerra del Peloponeso, época que coincide con el esplendor del imperio ateniense y su consecuente derrota a manos de Esparta. Sin embargo, también fue contemporáneo del resurgimiento de la hegemonía ateniense a comienzos del siglo IV a. C. Leyendo a Aristófanes es posible hacerse una idea de las intensas discusiones ideológicas (políticas, filosóficas, económicas y literarias) en la Atenas de aquella época. Su postura conservadora le llevó a defender la validez de los tradicionales mitos religiosos y se mostró reacio ante cualquier nueva doctrina filosófica. Especialmente conocida es su animadversión hacia Sócrates, a quien en su comedia Las nubes lo presenta como un demagogo dedicado a inculcar todo tipo de insensateces en las mentes de los jóvenes. En el terreno artístico tampoco se caracterizó por una actitud innovadora; consideraba el teatro de Eurípides como una degradación del teatro clásico.”WIKIPEDIA

LORENZO VALLA, HUMANISTA ITALIANO


 

Fue crítico con respecto al poder secular del Papa, pero no fue guerrillero contra el Vaticano. El cristianismo es para él  de mucho valor.

Estoicismo, epicureísmo y cristianismo son los “personajes” que son  considerados por este pensador del humanismo renacentista. El cristianismo va ser el campeón. El perdedor el estoicismo, y al epicureísmo Valla no lo ve tan reprobable que el cristianismo no pueda cobijarlo.

“La obra de Valla es de especial interés por causa de la autoridad e influencia que tuvo en el resto de Europa, ya que formó un puente, por así decirlo, entre el humanismo italiano y el nórdico…El humanismo renacentista, aunque se originó en Italia, tuvo un fuerte impacto en toda Europa.”
Paul Kristeller, Ocho filosofos del Renacimiento Italiano, Fondo de Cultura Económica, México, D. F.

Reconoce los valores de la cultura griega como el estoicismo y el epicureísmo pero,  dice, el cristianismo trasciende todo eso.

El Papa no le perdonó lo que decía del papado pero no perdió las buenas relaciones con otros papas y, en 1448, hasta fue secretario papal y profesor en la Universidad.

Humanista y filósofo, Valla “es un  representante típico del humanismo italiano, aunque goza de especial fama y distinción por su espíritu crítico y por su contribución al pensamiento filosófico.”

Aborda cuestiones conocidas, pero no por conocidas menos complejas y ya resueltas, como la libertad del humano y la predeterminación procedente del cielo.

“Valla contesta la pregunta de si la presciencia de Dios y la libertad de la voluntad humana son compatibles.”

¿Por fin, somos libres o no lo somos, o en qué medida lo somos? ¿Cómo el niño al dar sus primeros pasos, por voluntad propia, pero la madre detrás de él para que no caiga? O el otro  niño que llora porque no le dan el dulce y ni siquiera sospecha que los padres lo están salvando de la diabetes... ¿Es ese el estilo del cielo?

Libertad y determinismo están en juego. Qué papel juega en todo esto el azar? ¿Es un jalón de orejas de la divinidad?¿O es un invento, estilo deus ex machina, del humano para tratar de recuperar  el rompecabezas que se ha vuelto demasiado complicado y ya no se le ve la solución?
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich,1968

En todo caso el niño se empeña en caminar a riesgo de hacer y también quiere comer todos los dulces del mundo...

Son cuestiones demasiado complejas y luego de darle vueltas al asunto, Valla cae en la cuenta que tenemos por delante una bruma  que se antoja impenetrable. Parece que no queda otro camino que el de la fe. Confiar en que todo lo del cielo es para bien. Más allá queda, como dice la leyenda, la terra ignota.

“Cuando (Valla) se ve apremiado-dice Kristeller-, replica que la voluntad de Dios es un misterio escondido para hombres y ángeles por igual, y que deberíamos aceptarlo sobre la base de al fe.”

Con la virtud del epicureísmo, identificada con el placer, placer que hasta en el mismo cielo vale esta interpretación, Kristeller señala el cristianismo un tanto peculiar que tiene Valla:

“La insistencia en el placer, y aun el placer corporal, en la vida futura del cristiano, es característico de una visión que podemos llamar epicureísmo cristiano.”

¿De qué tiempo es ese autor que viene leyendo?, me pregunto en el metro otro que viajaba en el asiento de junto y veía de reojo.

De principio del siglo dieciséis

¿No le parece que  es un libro viejo?

Sí, si es viejo.

 Me acordé de Carlos García Gual. El 08/10/16 escribió en El País “hay que leer a los clásicos (griegos, latinos y posteriores) ante todo por placer y también porque son el mejor antídoto contra esa visión “unidimensional” que, según Marcuse, caracteriza y embrutece la mentalidad contemporánea.”
VALLA

“Lorenzo Valla (Laurentius Valla en su nombre latino; Roma, 1406/1407 - ibídem, 1 de agosto de 1457) fue un humanista, orador, educador y filósofo italiano, considerado el pionero de la crítica histórica y filosófica, primo del también humanista Giorgio Valla.”wikipedia

LEER, RECOMIENDA SCHOPENHAUER

Leer es para Schopenhauer una especie de “blindaje”, como ahora se dice, para situaciones que encontramos a lo largo de la vida, que van desde las muy placenteras hasta las traumáticas.

En ocasiones la lectura de una página ayuda más que el diclofenaco o que un té de pasiflórea.

Una de esas situaciones, dice Schopenhauer, y que considera de consecuencias insospechadamente graves, es el aburrimiento. Este nos obliga a salir, a ir fuera de nosotros.

Curiosamente dice que leer de filosofía no le ha reportado beneficios, como lo entendemos en el mercado de valores, pero sí le ha evitado muchos sinsabores.

Schopenhauer quedó  en la vida de tal manera que vivió la vida(valga la tautología) como seguramente muchos soñamos llevarla, de haber podido: sólo leer y escribir, del alba hasta el ocaso, con toda libertad, como a él se le diera su real y regalada gana, sin tomar parecer ni a al diablo ni al noúmeno.

Y, como le gustaba decir sus verdades, empezando con los profesores de filosofía, seguidos de Hegel y algunos otros peces grandes de la filosofía alemana, declarando su preferencia por la cultura francesa, con eso se aseguró la animadversión en algunos centros culturales por los siglos de los siglos.

En Parerga y Paralipómena dice que hay innumerables gradaciones de la vida intelectual que hay que llevar junto a la real, hasta las más altas producciones de la poesía y la filosofía:

“Tal vida intelectual no sólo previene del aburrimiento sino también de sus funestas consecuencias. En efecto, ella se convierte en defensa frente a las malas compañías y los muchos peligros, desgracias, pérdidas y derroches en que uno cae cuando busca su felicidad en el mundo real. Así, por ejemplo, a mí la filosofía nunca me ha reportado beneficios, pero me ha ahorrado muchas cosas.”

Fue un pensador original en el sentido que no estaba comprometido con nadie en la vida práctica, pero estaba consciente, en cuanto a hombre de letras, que no había nacido de generación espontánea.

Platón y Kant eran sus autores, principalmente, pero se pueden citar otros filósofos. Además, dice Gardiner “Schopenhauer derivó sus ideas principalmente de los textos de religiones y cultos orientales.”

(Patrick Gardiner, Schopenhauer, Fondo de Cultura Económica, México, 1975)

Tenía mucho interés en conocer las ideas de otros, tanto en filosofía como en sociología. Gustaba de leer novelas. Al mismo tiempo sentía una enorme prevención contra los sonados éxitos editoriales que anunciaban el mercado de los libros, al punto que es famosa su idea “el arte de no leer”.

Sin embargo, apunta Gardiner “Leyó mucho, con un considerable conocimiento de la literatura española e italiana, lo mismo que de la francesa e inglesa.”

Santayana
 
Viñeta tomada del diario El País
 
Escribió sobre numerosos temas, lo que se ve, por ejemplo en su obra Paralipómena, de ahí que Gardiner diga de él:

“Son estas complejidades las que, en general, hacen difícil “colocarlo”, acomodarlo en uno u otro casillero, con etiquetas tales  como “subjetivista”, ”materialista”, “realistas”, etc. cosa que encanta hacer a los historiadores de la filosofía.”

Schopenhauer es duro cuando observa en dónde fincamos nuestra felicidad, los hombres del común, en el tener, del exterior, descuidando cuestiones de nuestro interior. Y, cuando aquellas situaciones extremas nos fallan, no tenemos sustento sólido y sentimos que nuestro universo se desploma.

En lo que sigue recuérdese que Schopenhauer nunca llevó una “vida común”, como procuramos llevarla la mayoría, y que toda su vida la pasó solo, sin nada que pareciera una “vida del hogar”. En cambio su soledad terapéutica, la llenaba con la lectura y escritura, principalmente de filosofía:

“El hombre normal está remitido con respecto al disfrute de su vida a cosas externas a él: a las posesiones, el rango, la esposa e hijos, los amigos, la sociedad, etc. y en ellos se apoya su felicidad vital: por eso se derrumba cuando los pierde o cuando se ve decepcionado con ellos. Para expresar esa relación podemos decir  que su centro de gravedad recae fuera de él:”

Schopenhauer está consciente que no todos nacen para el matrimonio y la vida  en familia. Para esta clase singular de individuos, hombres y mujeres, a los que él por voluntad propia pertenecía, el filósofo da una pauta para su vida:

“Un hombre de capacidades espirituales no precisamente eminentes pero que sobrepasan la corta media usual, veremos que este acaso practique como diletante una arte bella o cultive una ciencia real como la botánica, la mineralogía, la física, la astronomía, la historia, etc. y en seguida encontrará en ello una gran parte de su placer, recreándose  con eso cuando dejen de manar  aquella fuentes externas  o ya no les satisfagan.”

Y acaba la nota con estas palabras, como un hombre que busca darle valor a la vida, y no escéptico ni negador de la vida como gustan decir de él sus detractores:

“Nuestras virtudes morales redundarán principalmente en el bien de los demás; las intelectuales, en cambio, nos benefician ante todo a nosotros mismos.”

(Parerga y Paralipómena, capítulo II)
 
 

“Arthur Schopenhauer [  'ʔatʰu:ɐ 'ʃo:pnhaʊɐ (?•i)] (Danzig, 22 de febrero de 1788 — Fráncfort del Meno, Reino de Prusia, 21 de septiembre de 1860) fue un filósofo alemán. Su filosofía, concebida esencialmente como un «pensar hasta el final» la filosofía de Kant, es deudora de Platón y Spinoza, sirviendo además como puente con la filosofía oriental, en especial con el budismo, el taoísmo y el vedanta.”Wikipedia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

J.ORTEGA Y GASSET, MODOS  DEL CIELO PARA  REGRESARNOS A LA TIERRA.

Tropiezo con una banqueta, levantada por las raíces del árbol, y siento dolor, ¡cosa desafortunada y endiablada!

“¿Endiablada?”-pregunta Ortega-¿No será, más bien divina?

Por un momento dejo de mirar el teléfono celular y pienso en mi pie. ¡No miraba  al cielo, andaba navegando en el ciberespacio!

Las dificultades del mundo obligan a estar atentos de lo que sucede. Campesinamente  ya era demasiada distracción ¡y ahora con la televisión, y el celular!, sigo de cerca hasta los partidos de futbol de los equipos en Europa. ¡Ni siquiera conozco Europa!

“El hombre vive alerta en las fronteras de sí mismo, asomando hacia afuera, absorto en la naturaleza, es decir, atento al exterior.”

Los mil ruidos que llenan la ciudad ya no los noto porque

“Los que viven junto a una catarata acaban por no oírla:”

Lo que noto, por extraño, es el silencio.

En vacaciones, cuando sólo quedan diez millones de individuos, volteamos oteando las calles casi desiertas. ¿Dónde están los otros?

El autor hace un parangón con el animal sirviéndose de la palabra éxtasis, estar fuera de sí, porque el animal vive en perpetuo éxtasis, retenido fuera de sí mismo por la urgencia de los peligros exteriores. Volverse a sí mismo sería distraerse de lo que pasa fuera y semejante distracción acarrearía la muerte del animal.

Llenamos las calles protestando por esto o por aquello o seguimos día a día los giros de la política exterior lejana.

Con tal intensidad vemos los flujos incesantes de gentes de los países árabes que tratan de escapar del horror huyendo hacia Europa. En nuestro suelo a los miles, o tal vez millones, de migrantes económicos, y migrantes perseguidos. Desesperados tratan de ponerse a salvo alcanzando los paralelos más norteños.

Por esto, y por más, mi yo vive fuera de mí mismo. Por eso Ortega cree que el tropezón que di con mi pie al encontrarme con aquella banqueta levantada puede ser un jalón de orejas procedente del cielo para que piense en mí.

Lo que pienso es por qué no hay un programa de restauración de banquetas ¿y mis impuestos?

Yo sabía que el cielo actúa a través de los individuos. Unos positivistas y otros religiosos pero de alguna manera todo se retroalimentan, aunque sea como contraste de parecerse.

Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich,1968

Ahora me entero que también el cielo se hace oír a través de las banquetas fracturadas…O de un hongo, o de un virus o de la economía. Lo que sirva para hipostasiar el ego que le gusta navegar fuera de sí.

Pero el dolor sigue en mi pie. No hay manera de  escapar de mí mismo. Entonces, dice Ortega, la atención, que primariamente es centrifuga, se pone a mirar hacia adentro de sí mismo. El enfermo, postrado en la cama, ahora piensa en él. Lo mismo el preso, culpable o inocente.

“El hombre antiguo todavía vivía junto al hermano animal, y como él, fuera de sí. El hombre moderno se ha metido en sí, ha vuelto en sí, ha despertado de su inconsciencia cósmica, ha sacudido el sopor que le quedaba de hortaliza, de alga, de mamífero, y ha tomado posesión de sí mismo, se ha descubierto.”

Pero, ¡ahora se siente teólogo, metafísico y positivista! Predominará uno de esos tres aspectos según él es, o según sus intereses profesionales.

“En el caso de un individuo concreto, los rasgos psicológicos pertenecientes a una fase anterior  de su desarrollo  pueden persistir en el hombre  adulto coexistiendo con otros rasgos característicos de la madurez.” (F. Copleston, Historia de la filosofía, Vol. 4, tomo IX, cap. V)

Comte, positivista convencido, con absoluta fe en el avance de la ciencia, no se declaró ateo. El caso típico es Aristóteles con su modo de explicar el mundo desde la fenomenología y, sin embargo, en el fondo no desechó del todo  las Ideas de su maestro Platón.

Es la siempre presente amalgama de positivismo y religiosidad.

Ahora se encuentra cabalgando en el reino de la subjetividad. Cree y no cree. Dentro de él el escepticismo y el cristianismo. Las dos piernas con las que camina el pensamiento europeo, mejor llamado cultura occidental.

“El descubrimiento de la subjetividad tiene dos hondas raíces históricas: una negativa y otra positiva. La negativa es el escepticismo; la positiva es el cristianismo. Ni aquella sin ésta ni ésta sin aquella hubieran podido dar tal resultado.”

El golpe sobre la banqueta parece un imperativo encaminado a dejar de escuchar el ruido del exterior. No  es aconsejable cortar el hilo con sus semejantes. Pero tampoco perderse entre la cháchara del ciberespacio.

Al habitante de la ciudad no se le puede pedir que proceda como si estuviera viviendo  en un monasterio. Pero sí es hora de agarrar distancia para conservar la salud mental.

“El cristianismo es el descubridor de la soledad como sustancia del alma-dice Ortega al finalizar el capítulo (lección) VIII de su ¿Qué es la filosofía-.El alma es lo que  verdaderamente es cuando se ha quedado sin mundo, liberada de él, por tanto, cuando está sola. Y no hay otra forma de entrar en compañía con Dios que al través de la soledad, porque únicamente bajo la especie de soledad se encuentra el alma con su auténtico ser. Dios y, frente a Él, el alma solitaria.”

 


“José Ortega y Gasset (Madrid, 9 de mayo de 1883 – ibídem, 18 de octubre de 1955) fue un filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital (raciovitalismo) e histórica, situado en el movimiento del Novecentismo.”WIKIPEDIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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